Que el Martín Fierro es “el” ícono de la literatura argentina, no cabe demasiada duda. Que tiene que ver con la construcción de la identidad, con una imagen de “lo argentino” para los argentinos y para el mundo, tampoco. En tiempos ¿confusos? como los actuales, me agarra la angustia, me agarra, y empiezo a revisar, tratando de entender. ¿Por qué José Hernández es el elegido y no otros? ¿Por qué la gauchesca y no la urbana, o una mezcla de las dos? Ingenuamente, tengo la mala costumbre de pensar que buscando en el pasado, puedo entender mejor el presente. Fallas de fábrica….
En noviembre de 1872 el diario “La República” publica “El gaucho Martín Fierro” (Martín en honor de Martín Güemes) en forma de entregas. En diciembre, aparece editado por la imprenta “La Pampa”, con una carta del autor a su amigo y editor Don José Zoilo Miguens. (Sí, Miguens) Antes había escrito la “Vida del Chacho" , “Instrucción del Estanciero”... La obra se vendía en zonas rurales, era leída en grupo, en fogones o pulperías , y los paisanos se reconocían en la desgracia del protagonista. Hernandez conseguía un éxito en la literatura que no había tenido en política: entre 1852 y 1872, había defendido la postura que sostenía que las provincias no debían permanecer ligadas a las autoridades centrales, establecidas en Buenos Aires. En el año 1853 combate en Rincón de San Gregorio contra las fuerzas del coronel rosista Hilario Lagos. Después, bajo las órdenes de Urquiza, intervino en las batallas de Pavón y de Cepeda y luchó junto a López Jordán en la última rebelión gaucha contra el gobierno de Sarmiento, cuya derrota lo obliga al exilio en Brasil. La imagen del gaucho, contada en primera persona, sus penurias, el coraje y la integridad inherentes a una vida independiente constituyen, para Hernández, el verdadero representante del carácter argentino.
Pero otras imágenes eran posibles en esa época: Raymond Wilmart, joven belga, militante de la Asociación Internacional de los Trabajadores es enviado desde Londres por Marx (Karlitos) a Buenos Aires para fortalecer la sección que aquí se había formado sobre la base de exiliados franceses de la Comuna de París y para impedir que la controlen los anarquistas se había producido la escisión entre marxistas y bakuninistas (anarquistas) en la Primera Internacional
Wilmart le escribe a Marx desde Buenos Aires explicando por qué no ve ninguna posibilidad para el marxismo en este país
Buenos Aires, 27 mayo 1873
Querido ciudadano
Por el último paquete inglés he remitido una letra de cambio de £8 a la vista sobre C. de Murrieta OC a fin de hacer llegar £6 a Monteiro, £1 a Fontaine (los dos de Lisboa), £10 a José Mesa, reservándose usted los 10 restantes para cubrir el envío de 18 fascículos: hoy he dirigido la segunda, por si acaso la primera se hubiese extraviado.
Estaba en un error cuando decía que faltaba un fascículo Nº 2. Marchamos siempre muy lentamente. Ayer se trataba del crédito mutual, hoy de la educación mutual. Venimos de cursos de dibujo, de aritmética y de lenguas, lo que no es para nada posible en las condiciones en que nos encontramos.
Hay algunos días en que yo mismo me sorprendí de encontrar una reunión de propietarios de tierras en nuestra sala. Hace poco más o menos un año y medio, una parte de los miembros había imaginado especular corporativamente sobre las tierras y a tal efecto hemos comprado en las afueras de 2 cuadras (la cuadra tiene 150 varas de lado). Esto podría servirnos de campamento, me han asegurado, en caso de fiebre amarilla o de cólera. Esto es sin duda por lo que ellos me habían rechazado un artículo sobre la especulación de tierras y la carestía de los alquileres que de ella resulte.
Salvo la mitad de la sección francesa y de dos o tres españoles, no hay nada que pueda servir entre nosotros, y como decía un viejo de Junio, no se habría perseguido a los internacionales franceses si hubieran sido tan tímidos como nosotros. Comienzo a creer como Picard que no hay nada que hacer con los elementos de aquí. Hay demasiadas posibilidades de hacerse pequeño patrón y de explotar a los obreros recién desembarcados como para que se piense en actuar de alguna manera. No obstante, fue votada una proposición, encargando al Consejo Federal preparar los medios para crear la Federación de Oficios.
No conozco más que dos sociedades (la de los carpinteros y la de los sastres) y hemos tenido el talento de indisponernos con ellos a propósito de la sala que se les había prestado anteriormente gratis y de la cual casi los hemos puesto en la puerta.
El diario tiene 250 abonados, con 500 puede andar. Mientras tanto, buscamos los 250$ m/c que nos faltan cada vez. Es enojoso que no recibamos ninguna correspondencia de NY, ni de otra parte. Esto nos ayudaría a ponernos al paso con los trabajadores de otros países. Mientras tanto, le repito que no hay motivos para creer en la existencia de ninguna correspondencia con los 140 del Jura. Además, el día en que se pruebe que tales intrigas han tenido lugar, pronta justicia será hecha, puesto que sobre este capítulo la inmensa mayoría estaría contra los intrigantes.
Después del número conteniendo la decisión del C[onsejo] G[eneral], en lugar de esos que se negaron a reconocer las decisiones de los Congresos, soy yo el que no ha recibido más La Emancipación, de suerte que estoy plenamente a ciegas. Como le decía en mi última, me abonaría con gusto al Volkstaat.Hasta ahora no se me ha dicho nada de El Capital y yo creo que ninguno terminó la lectura, pues nadie se toma el trabajo de pensar en este país. Para remediarlo, yo trataría de dar a las ideas y las teorías que allá están expresadas, una forma compatible con el aprendizaje oral, lo que no es muy fácil.En cuanto a mí, estoy deseando retornar a Europa y espero con impaciencia el mes de febrero del año que viene. Si tuviera todo pago, sin duda me largo el 30 de ese mes.
Hay en Montevideo un español expulsado, el doctor Guisasola, médico. Estoy en correspondencia con él y veo que quisiera poder retornar a Europa; él tiene una excelente clientela y, si él parte, sería quizá bueno que Lafargue lo suceda si sigue deseando volver a América.
Hay en la provincia de E. Ríos una revuelta federalista que resiste hasta el presente, pero que no puede traer ningún cambio, porque la Constitución es federal y la única diferencia es que unos son partidarios de Buenos Aires y los otros, de las provincias. Es un resto de viejas luchas que se perpetúan por la magia de los nombres propios. Toda la política en este país es asunto de personalidades y apenas podrán creer en Europa que no solamente hay rivalidades entre los Estados sino también entre las provincias. Poco falta para que los europeos sean tratados como los bárbaros en Roma y es lo más natural darnos el sobrenombre de “gringos”. Mucho de prejuicio de campo y de odio contra la Península Madre. Una desigualdad espantosa, desprecio por los negros; no se va con un obrero, se les pega a los criados y se es de una crueldad indignante. Se encuentra totalmente natural matar a los prisioneros. En el campo hay una desbandada desenfrenada. Sin la afluencia de extranjeros no habría ningún progreso posible, no se sabría otra cosa que montar a caballo.
No habiendo podido ocuparme de los despachos, le escribiré por el paquete francés.Todo suyo y de vuestra familia
R. Wilmart296 Chacabuco
(fuente: http://www.barriodelcarmen.net/evolucion/index.php/la-izquierda-argentina-las-cartas )
Continuará….
5 comentarios:
Entre el asado y el "continuara" quedó estaqueao este pesar...
maravilloso! sólo falta que aparezca Eduardo Holmberg...
Goliardo, no se apesadumbre y disfrute del asado
Don U: Caramba! Adivinó el único motivo verdadero para escribir este post.
ese asado, ese asado
ah, ya me acuerdo
era la foto de Victorica
cierto
Wilmart, ya setentón que no setentista, daba Derecho Romano en la UBA, y da la casualidad de que esa materia fue la priemra que rindió Arturo Jauretche, en julio de 1925, y Wilmart lo reprobó. Aprobó en el llamado de diciembre.
En esa facultad, Jauretche era compañero de, por ejemplo, Homero Manzi, Gabriel del Mazo, José Maria Rosa, Roberto Noble (futuro fundador de Clarín y entonces ¡anarquista!) y Miguel Ángel Zavala Ortiz, futuro gorilazo radical, bombardero de la Plaza del '55, canciller de Illia y entonces ¡trosco!
Entre los profesores estaban Leopoldo Melo, Alfredo Palacios, Ramón Castillo, Matías Sánchez Sorondo, Francisco Oliver y Carlos Saavedra Lamas; o sea, media política criolla entre 1920 y 1940. La otra mitad eran los radicales, que eran los peronchos de la época: los otros los tenían por grasas y brutos.
Fuente: Jauretche y su época, de Norberto Galasso.
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