viernes, 26 de diciembre de 2008

EL AUTOR DE LAS SEMILLAS DE ACACIA Y OTROS EXTRACTOS DEL DIARIO DE LA SOCIEDAD DE ZOOLINGÜISTAS.

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EL AUTOR DE LAS SEMILLAS DE ACACIA Y OTROS EXTRACTOS DEL DIARIO DE LA SOCIEDAD DE ZOOLINGÜISTAS.
URSULA K. LE GUIN
A finales del siglo XIX un científico muy conocido dogmatizó que la humanidad había aprendido todas las leyes importantes de la naturaleza, que ninguna otra cosa quedaba por conocer pues la precisión de los cálculos aplicados tan sólo podía dejar en el aire pequeños restos sin importancia. Conociendo los profundos cambios que desde entonces ha experimentado la ciencia, tal dogma ha llegado a ser una mera broma. Todavía, a veces, pensamos que efectivamente estamos en posesión de todos los conocimientos básicos y que ninguna cosa futura constituirá una sorpresa. En esta corta e ingeniosa pieza, cuyo título original es The Author of the Acacia Seeds and Other Extracts from the Journal of the Association of Therolinguistin, Ursula K. Le Guin sugiere que quedan muchas cosas por aprender: que la humanidad puede vivir durante un millón de años rodeada de seres inteligentes, cuyas formas artísticas se encuentran ante nuestros propios ojos, esperando tan sólo ser descifradas.
MANUSCRITO ENCONTRADO EN UN HORMIGUERO
Los mensajes, escritos con exudación de glándulas sensitivas, fueron hallados sobre la superficie de infecundas semillas de acacia colocadas en hilera al final de un túnel estrecho e irregular, posiblemente una desviación de otro más profundo y vertebral de la colonia. Lo primero que llamó la atención de los investigadores fue el peculiar sentido del orden que manifestaba la posición de las semillas.
Los mensajes son fragmentarios y la traslación peca de aproximativa, en parte debido a la inexcusable necesidad de interpretar; pero el texto es rico en sugerencias, principalmente por su novedad con respecto a los restantes escritos fórmicos que conocemos.
Semillas 1-13
(No deseo) pulsar las antenas. (No quiero) golpear. (Quiero) verter sobre secas semillas (mi) dulzura de alma. Pueden encontrarlas cuando (yo haya) muerto._ ¡Palpa esta seca madera. (¡Soy yo quien) habla! (¡Yo estoy) aquí!
Como alternativa, este pasaje puede ser leído :
(No debes) pulsar las antenas. (No debes) golpear. (Puedes) verter sobre secas semillas (tu) dulzura de alma. Pueden encontrarlas cuando (hayas) muerto. ¡Palpa esta seca madera! Habla : ( ¡Yo estoy) aquí!
En el no muy conocido dialecto de las Hormigas es omitido el uso de pronombres personales, excepto los de la tercera persona de singular y plural y la primera del plural. En este texto que comentamos sólo aparecen las formas radicales de los verbos; de manera que no podemos decidir si se trata de una autobiografía o un manifiesto.
Semillas 14-22
Largos son los túneles. Más largo es Lo-que-no-es-túnel. Ningún túnel puede alcanzar la longitud de Lo-que-no-es-tú- nel. Pues Lo-que-no-es-túnel posee más distancia que la que puede recorrerse en diez días (es decir, la eternidad). ¡Salve!
El signo traducido como « ¡Salve! » corresponde a la mitad del acostumbrado saludo «¡Salve la Reina!», o «¡Larga vida a la Reina!», o «¡Hurra por la Reina!» – sin embargo, el signo correspondiente a «Reina» ha sido omitido.
Semillas 23-29
Como la hormiga entre hormigas bárbaras es asesinada, así la hormiga sin hormigas perece sin remedio; pero permanecer sin hormigas es tan dulce como melado rocío.
No es propiamente un asesinato lo que se comete sobre las hormigas que se introducen en otras colonias. Aislada de sus compañeras, muere invariablemente en el curso de uno o dos días. La dificultad de este pasaje se encuentra en el signo «sin hormigas», que para nosotros toma el sentido, más propio, de «solitario», concepto, no obstante, para el que no existe signo alguno en el léxico fórmico.
Semil1as 30-31
¡Come los huevos! ¡Arriba la Reina!
En torno a la frase encontrada en la semilla 31 se ha desatado multitud de disputas. Se trata de un punto importante, ya que el sentido de todos los textos anteriores podría ser desentrañado plenamente a la luz de la última exhortación transcrita. El Dr. Rosbone arguye ingeniosamente que el autor, una obrera estéril y sin alas, suspira inútilmente por llegar a convertirse .en un apuesto macho alado y fundar una nueva colonia, remontándose por los aires en el vuelo nupcial con una nueva Reina. Aunque, ciertamente, el texto permite tal lectura, estamos convencidos por nuestra parte que nada en el escrito supone cosa semejante, y menos todavía la frase que se lee en la semilla inmediatamente anterior, la número 30: «¡Come los huevos!» Su lectura, aunque sorprendente, no reporta duda ninguna.
En lo concerniente a nuestra postura, nos atrevemos a sugerir que la confusión resultante del texto de la Semilla 31 tiene origen en una interpretación etnocéntrica del término «arriba». Entre nosotros, la palabra «arriba» contiene una denotación benigna. No así, en cambio, no necesariamente así, repetimos, para una hormiga. «Arriba» indica el lugar de donde procede el alimento, de esto no hay duda; pero «abajo» implica la dirección de la seguridad, de la paz, del hogar. «Arriba» se encuentra el sol abrasador; la gélida noche... sin el refugio de los amados túneles... exilio, en suma, la muerte. Justo aquí es donde queremos señalar lo siguiente : este extraño autor, en la soledad de su abandonado túnel, abrumada por el desamparo, concibe lo que para una hormiga constituye la más abominable blasfemia : lo que expresa la correcta lectura de las Semillas 30 y 31: lo que .en términos humanos dice :
¡Come los huevos! ¡Abajo la Reina!
Un ya apergaminado cuerpo de pequeña obrera fue encontrado junto a la Semilla 31 cuando ocurrió el insólito descubrimiento del manuscrito. La cabeza había sido desgajada del tórax, probablemente por obra y gracia de las mandíbulas de algún soldado de la colonia. Las semillas, delicadamente dispuestas, como persiguiendo la gracia figurativa de un pentagrama musical, no habían sido tocadas. (La casta militar de las hormigas es analfabeta; más aún, puede atribuirse el desinterés del soldado a la ausencia de materia comestible en los objetos tan brillantemente dispuestos.) Ninguna hormiga de la colonia ha quedado con vida; fueron masacradas en el curso de una guerra con un hormiguero vecino, poco tiempo después de la muerte del Autor de las Semillas de Acacia.
D’Arbay, T. R. Bardol


URSULA K. LE GUIN II

PROCLAMA DE UNA EXPEDICIÓN
La extrema dificultad que presentaba el acceso a la literatura de los Pingüinos ha sido por fin subsanada por el empleo de filmadoras submarinas. Gracias a las películas al menos nos ha sido posible repetir y repasar con todo detalle las fluidas frases de tal escritura, hasta el punto de que, con tenaz empeño y paciente estudio, muchos elementos de este elegantísimo y rico acervo cultural han podido ser conocidos, aunque muchos matices (y tal vez la esencia) necesariamente queden ignorados.
Fue el Profesor Duby quien, al apuntar posibles filiaciones del escrito con el Ganso Silvestre hizo realizable la tarea de formular el primero aunque rudimentario léxico pingüino. Así, pues, las analogías con el idioma delfín, que por entonces constituían estudio común, han resultado ser bastante equivocadas.
Verdaderamente, parecía extraño que señales manifestadas casi enteramente por alas, cuello y contorno general pudieran suministrar la clave de la poesía de estos literatos de agua, con su cuello corto y ridículas alas. Sin embargo, opinamos que no debiera parecer tan extraño si consideramos, a despecho de cualquier grosera apariencia que nos refute, que los pingüinos son pájaros.
Por el hecho de que los escritos pingüinos ofrezcan manifiesta semejanza de forma con la literatura delfín, no debemos abandonarnos en manos del prejuicio que la haría también partícipe de una similitud de contenido. Pues realmente ello no ocurre. Hay, de hecho, un idéntico sentido de la agudeza, extraordinarios brotes de humor, rica invención e inimitable gracia. De los miles de culturas literarias que coexisten en el acervo acuático, sólo unas cuantas despliegan el humor sobre todas las cosas, especialmente de manera sencilla y primitiva; y baste como ejemplo la confrontación entre la soberbia elegancia del Tiburón o el Tarpón y el alegre vigor de los escritos cetáceos. La alegría, la fuerza, el humor, son justamente caracteres del elenco literario de los autores pingüinos, sobre todo de muchos de los más fines auteurs focas. Ciertamente, la temperatura de la sangre constituye un nexo a considerar._ ¡Pero, señores, la conformación del útero y el cerebro levantan una indiscutible barrera! Los delfines no ponen huevos. Un mundo de diferencias se encuentra en .este simple hecho. Sólo cuando el Profesor Duby nos hizo reconsiderar que los pingüinos son pájaros, que ellos no nadan sino que vuelan en el agua, sólo entonces, decimos, pudieron los zoolingüistas comenzar a estudiar científicamente, con todo el peso del término, la literatura marina de los pingüinos; sólo entonces, insistimos, los kilómetros de película empleados pudieron ser reexaminados con propiedad y, finalmente, apreciados.
Pero aún pesan sobre nosotros muchas dificultades de traslación.
Un satisfactorio y progresivo paso hacia delante ha sido dado ya en Adélie. Las dificultades de filmación de un grupo cinético en un agitado mar, tan espeso como una sopa de guisantes y plancton, a una temperatura del 31º Farenheit, han sido considerables; pero la perseverancia del círculo literario Ross Ice Barrier ha sido plenamente recompensada con, por ejemplo, la obtención de pasajes tales como «Bajo el iceberg», de la Canción del Otoño – pasaje conocido ahora mundialmente, gracias a la interpretación de Anna Serebryakova, del Ballet de Leningrado. Ningún homenaje verbal puede aproximarse siquiera a la sublimidad desplegada en la versión de Miss Serebryakova. No hay forma de reproducir por escrito la tan importante multiplicidad del texto original, tan bellamente ejecutada por los soberbios coros de la compañía del Ballet de Leningrado.
Evidentemente, lo que designamos como «traslación» más arriba, refiriéndonos al texto de Adélie, no es, si hablamos francamente, sino un compendio de meras notas, como un libreto de ópera huérfano de partitura. La versión del ballet es la versión verdadera. Ninguna palabra puede completarla. Quisiera ahora sugerir, aunque esta sugerencia sea acogida con actitudes de ira o desvergonzada risa, que, para el zoolingüista – tan opuesto al artista y al aficionado –, la cinética acuática del pingüino constituye el campo menos prometedor de su estudio, y menos todavía el correspondiente a los textos de Adélie, con todo su hechizo y relativa simplicidad, atreviéndome a destacar su mediocridad con respecto al Emperador.
¡El Emperador! Anticipo a mis colegas la responsabilidad de esta sugerencia. ¡Emperador! ¡El más difícil, el más arcano de todos los dialectos pingüinos! La lengua de la que el propio Profesor Duby ha subrayado: «La literatura del pingüino emperador es tan prohibida, tan inaccesible, como el mismo helado corazón de la Antártida. Sus bellezas pueden ser celestiales, pero no están a nuestro alcance.»
Posiblemente. No subestimo las dificultades : no al menos las que se relacionan con el temperamento del pingüino imperial, mucho más reservado y ascético que todos los restantes pingüinos. Pero, paradójicamente, yo sitúo mi esperanza en esta característica reserva. El emperador no es solitario sino que, por naturaleza, puede ser calificado de pájaro social, y habita en colonias, como la especie de Adélie, cuando llega la temporada de la reproducción; sólo que esas colonias son mucho más reducidas, mucho más tranquilas que las de Adélie. Los lazos entre los miembros de una colonia emperador son más personales que sociales. El emperador es un individualista. De aquí mi opinión de que la literatura propia del emperador sea solista y no coral, personal y no colectiva; de aquí también que pueda ser trasladada a términos humanos. Admito que puede ser una literatura cinética, en efecto, pero, ¡qué diferencia con esa elástica, polimórfica, vertiginosa literatura coral de los mares! Un concreto análisis, una exacta transcripción pueden ser posibles por fin.
¡¿Y qué?! – dirán mis críticos –. ¿Vamos, sin más, a lanzarnos hasta Cabo Crozier, entre tinieblas y ventiscas, a sesenta grados bajo cero, por la simple esperanza de recuperar la problemática poesía de unos cuantos extraños pajarracos que habitan en esos lugares, en pleno invierno, entre las tormentas de nieve, a sesenta grados bajo cero, posados sobre hielos eternos con un huevo a los pies?
Mi respuesta, señores, es Sí. Pues, al igual que el Profesor Duby, mi instinto me dice que la belleza de esa poesía constituye lo menos terrenal que podemos encontrar sobre la tierra.
A aquellos de mis colegas que se sienten fortalecidos y animados por el espíritu de la curiosidad científica y el riesgo estético, yo les digo que apelen a su imaginación: el hielo, las cortinas de nieve, las tinieblas, los prolongados alaridos del viento. En esa espantosa desolación una pequeña pléyade de poetas permanece agazapada. Están hambrientos, hace semanas que no comen. A los pies de cada uno, bajo cálido techo emplumado, yace un gran huevo que no teme los mortales zarpazos del frío. Los poetas no se escuchan entre ellos, no pueden cruzar recíprocas miradas. Tan sólo siente el calor del otro. Tal es su poesía; tal es su arte. Como cualquier literatura cinética, ésta abandona la palabra y se condensa en el silencio; al contrario que otras literaturas cinéticas, ésta es principalmente inmóvil, tenue, inefablemente sutil. El fruncimiento de una pluma, el imperceptible soplo de un ala; el apenas escaso roce entre cualesquiera de sus partes. Entre la indecible, misérrima indigencia, la afirmación. En el reino de la ausencia, la presencia. En la muerte, la vida.
Señores, he obtenido una considerable subvención de la UNESCO y he organizado una expedición. Todavía tenemos cuatro plazas libres. El viernes zarpamos para la Antártida. Si alguno de ustedes quiere unirse a nosotros, sea bienvenido.
D. Petri

URSULA K. LE GUIN III

EDITORIAL, POR EL PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD DE ZOOLINGÜISTAS
¿Qué es el Lenguaje?
Esta pregunta, capital para la ciencia de los zoolingüistas, ha sido contestada –cierto que un tanto heurísticamente – por la misma existencia de la ciencia. El lenguaje es comunicación. Este es el postulado sobre el que descansa nuestra teoría y nuestra investigación, y del que proceden nuestros descubrimientos; y es el hecho que esos mismos descubrimientos ratifican la veracidad del postulado. Pero al enunciar una pregunta, afín pero no idéntica, como qué cosa puede ser el Arte, nos encontramos con una ausencia de respuestas satisfactorias.
Tolstoi, en el libro cuyo título es esa misma pregunta, respondió de manera clara y rotunda : el Arte es también comunicación. Una definición semejante ha sido aceptada, según mi más profundo convencimiento, con excesiva precipitación, sin el menor asomo de revisión y crítica por parte de los zoolingüistas. Por ejemplo, para hacerlo notar de alguna manera, ¿por qué los zoolingüistas estudian solamente animales?
¿Por qué? Porque las plantas no se comunican.
Las plantas no se comunican; esto es un hecho. Por consiguiente las plantas carecen de lenguaje; muy bien; hasta aquí sigue funcionando nuestro axioma de base. Por lo tanto, es obvio, las plantas no tienen arte. ¡Un momento, sin embargo! Esta última aseveración no parte de nuestro postulado básico, sino tan sólo del indemostrado argumento tolstoiano.
¿Qué ocurriría si el arte no fuera comunicación?
¿O qué, si una parte de la producción artística lo fuera y la otra no?
Nosotros, animales en definitiva, capaces de realizar actos, sujetos a dependencias, buscamos (debo decir que con exceso) un arte comunicativo, activo, dependiente; y cuando lo encontramos no podemos menos que reconocerlo. El desarrollo de este poder para detentar, así como la habilidad en las matizaciones, constituye una reciente y gloriosa proeza.
Ante lo cual me permito insinuar que, pese a los prodigiosos progresos llevados a cabo por los zoolingüistas durante las últimas décadas, nos encontramos todavía en el umbral de una verdadera edad del dominio zoolingüista. Por ello mismo no debemos convertirnos en esclavos de nuestras antiguas tesis. Aún no se han abierto nuestros ojos a los vastos horizontes que ante ellos se despliegan. En suma, no nos hemos encarado con el casi terrorífico desafío de la Planta.
Si no en tanto que comunicación, el arte vegetal existe, y ello debe conducirnos a la revisión de algunos de los conceptos de nuestra ciencia y a preparar un competente equipo de técnicos. Pues no es tan sencillo eludir las exigencias críticas y técnicas que, necesarias para el estudio de los misteriosos asesinatos de la Comadreja, el erotismo del Batracio, la saga perforadora de la Lombriz, no son menos imprescindibles para afrontar el arte de la Secoya, la cadencia del Junco y muchas otras.
Esto ha sido irrevocablemente demostrado, paradójicamente, por el fracaso – noble fracaso, sin embargo – de los esfuerzos del Dr. Srivas, de Calcuta, al usar cámaras fotográficas con el objetivo abierto en exposición, a fin de registrar un léxico del Girasol. Su intento fue un desafío, pero condenado a la derrota. Pues su proyecto era cinético – un método apropiado a las artes comunicativas de las tortugas, las ostras y los perezosos. Había observado la extrema lentitud del movimiento de las plantas y sólo a partir de este dato debía ser resulto el problema.
Problema que fue en aumento. El arte que él pretendía descubrir, si realmente existía, era un arte sin comunicación – y probablemente un arte exento de movimiento. Es posible que el Tiempo, ese elemento esencial, matriz y parámetro de todo arte animal conocido, no participe necesariamente del arte vegetal. Las plantas pueden muy bien usar un compás cuyo modelo sea la eternidad. Es algo que desconocemos.
Realmente se trata de algo que no conocemos. Todo cuanto hemos podido averiguar al respecto es que el Arte considerado como vegetal es completamente diferente del Arte animal. Qué es no podemos decirlo, pues todavía no lo hemos descubierto. Aún con cierta inseguridad puedo afirmar que existe, y cuando sea demostrada su existencia y conocida su esencia, ésta no consistirá en una acción sino en una reacción : advertiremos que no se tratará de una comunicación sino de una recepción. Será exactamente lo contrario de cuanto sabemos y podemos identificar. Será el primer arte-pasivo que conozcamos.
Pero, ¿podemos verdaderamente conocerlo? ¿Podemos verdaderamente entenderlo?
La empresa estará llena de dificultades. Ello es obvio. Sin embargo no debemos desesperar. Recuérdese que, incluso en pleno siglo xx, muchos artistas y científicos no creían en la posibilidad de que el Delfín llegara a ser comprendido por el cerebro humano. Una actitud semejante por nuestra parte nos llevaría a ser el hazmerreír de nuestros sucesores, de tal manera que cualquier fitolingüista dirá a algún crítico de estética : «¿Advierte usted que eran incapaces hasta de leer las Berenjenas?». Así, sonreirán ante nuestra ignorancia; y mientras continuarán aumentando sus éxitos, registrando, por ejemplo, la lírica de los líquenes sobre la cara norte de Pike’s Peak.
Y con ellos, o después de ellos, aunque al principio no más que como aventurero osado, aparecerá la figura del geoIingüista, que, ignorando, casi despreciando, el delicado tránsito hacia la lírica liquen, querrá aprehender lenguajes todavía menos comunicativos, todavía más pasivos, enteramente atemporales : la fría y volcánica poesía de las rocas, cada una de las cuales será una palabra lanzada por la tierra desde tiempos inmemoriales, en la inmensa soledad, inmensa confraternidad del cosmos.
Fin.
Nota : No es cierto que las plantas no se comuniquen, se ha comprobado que lo hacen mediante sustancias químicas segregadas por las raíces. Cuando un enemigo ataca a una planta, comiendo sus hojas por ejemplo, esta, segrega un agente químico que detectada por sus vecinas desencadena una serie de procesos defensivos, como la alteración del sabor de las hojas o la secreción de venenos.

martes, 23 de diciembre de 2008

Oración del Padrenuestro
Frei Betto •

Padre nuestro que estás en el cielo, y eres nuestra Madre en la Tierra, amorosa orgía trinitaria, creador de la aurora boreal y de los ojos enamorados que enternecen el corazón, Señor más allá del moralismo desvirtuado y guía de la trocha peregrina de las hormigas de mi jardín.
Santificado sea tu nombre grabado en los girasoles de inmensos ojos de oro, en el enlace de un abrazo y en la sonrisa cómplice, en las partículas elementales y en el candor de la abuela al servir la sopa.
Venga a nosotros tu Reino para saciarnos el hambre de belleza y sembrar compartimiento donde hay acumulación, alegría donde irrumpió el dolor, sabor de fiesta donde campea la desolación.
Que se haga tu voluntad en los caminos desorientados de nuestros pasos, en los ríos profundos de nuestras intuiciones, en el vuelo suave de las garzas y en el beso voraz de los amantes, en la respiración jadeante de los afligidos y en la furia de los vientos convertidos en huracanes.
Así en la Tierra como en el cielo, y también en la médula de la materia oscura y en la garganta abisal de los agujeros negros, en el grito inaudible de la mujer maltratada y en el prójimo mirado como desemejante, en los arsenales de la hipocresía y en las cárceles que congelan vidas.
Danos hoy el pan nuestro de cada día, y también el vino inebriante de la mística alucinada, el coraje de decir no al ego propio y el dominio vagabundo del tiempo, el cuidado de los desheredados y la valentía de los profetas.
Perdona nuestras ofensas y deudas, la altivez de la razón y la acidez de la lengua, la ambición desmesurada y la máscara con que cubrimos nuestra identidad, la indiferencia ofensiva y la adulación reverencial, la ceguera ante el horizonte desnudo de futuro y la inercia que nos impide hacerlo mejor.
Así como nosotros perdonamos a quien nos ha ofendido y a nuestros deudores, a los que nos escarban en el orgullo e imprimen envidia en nuestra tristeza de no poseer el bien ajeno, y a quien, ajeno a nuestra supuesta importancia, se cierra a una inconveniente intromisión.
Y no nos dejes caer en tentación ante el porte suntuoso de los tigres de nuestras cavernas interiores, las serpientes atentas a nuestras indecisiones, los buitres depredadores de la ética.
Pero líbranos del mal, del desaliento, de la desesperanza, del ego inflado y de la vanagloria insensata, de la insolidaridad y de la flacidez del carácter, de la noche sin luna de sueños y de la obesidad de convicciones demasiado seguras.
Amemos.

domingo, 21 de diciembre de 2008

Todo preso es político


Estuve espiando la lista de temas del recital del Indio Solari en el Estadio Único de la Ciudad de La Plata. Aparte de notar el detalle (muy menor) de que no hizo tres de los cuatro temas que más me gustan de su primer placa solista (ni "La piba de Blockbuster", ni "Mi caramel machiato" ni "Charro chino") no me pasó desapercibido que el Indio, antes de "Pabellón séptimo" (el otro de mis temas preferidos de "El Tesoro de los Inocentes [Bingo fuel]") haya tocado "Divina TV Führer": para los que conocemos la postura ideológica del antiguo líder de Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota, no parece casual que relacione una (estremecedora) canción que relata una masacre en una cárcel con el poder (la voluntad de poder) de los medios y sus recetas de buenos atracos bien iluminados, a tragar sin culpas.
También hubiera sido significativo que, antes o después de "Pabellón séptimo", la banda hubiera interpretado "Sheriff", gran tema del último disco de Los Redonditos, "Momo Sampler". Ambas canciones me parecen estrechamente vinculadas, temática e ideológicamente, y hasta diría que configuran un relato. "Sheriff" y "Pabellón séptimo" pintan la única respuesta que, como sociedad, pareciera que estamos dispuestos a dar a la desesperación de los excluidos: policía para "meter bala" y cárceles hacinadas. Respuesta que, no nos engañemos, jamás será una reacción "natural", "lógica", ni muchísimo menos desprovista de carga ideológica porque, para decirlo con viejas palabras recogidas por el propio Indio, todo preso es político.

jueves, 18 de diciembre de 2008

Mitchell,Yacobuccio y Luis García : Tres reverendos hijos de puta

Astiz y "El Tigre" Acosta podrán quedar en libertad!!!!
La Cámara Nacional de Casación Penal concedió la libertad de los ex capitanes de navío Jorge "El tigre" Acosta y Raúl Scheller y otros ocho marinos procesados por violaciones a los derechos humanos , basándose en el tiempo de detención sin sentencia, aunque la decisión "no se hará efectiva de manera inmediata"

Bueno, entonces, INMEDIATAMENTE, qué hacemos?

jueves, 11 de diciembre de 2008

postales de una ciudad PRO

Anoche me dí una vuelta por Corrientes, era la “Noche de las Librerías” y quería ver. Bah, mi hija quería ver, y bueh….Pará que me cambio los zapatos y vamos.
Que soy muy lectora, que me gustan los libros, que paso tardes enteras en librerías revisando, descubriendo, hojeando ya lo dije. También pienso que no es cierto que “Todo libro merece ser leído” como muchos afirman, pero es otra discusión.
Pero anoche, fue muy, muy…no sé qué. Tanta gente en las librerías que no se podía ni pasar. Esos livings tan top (butacones blancos, sillones blancos, todo tan blanco y minimalista!) me daban cosita, así armados en medio de la calle… Malabaristas, zanquistas, pantallas gigantes transmitiendo “eventos” (divertido el reportaje de Urtizberea a Liniers, bueno el recital de cierre de Soledad Villamil) , me perdí el discurso de Mauri acerca de la cultura y los libros (¡!!!!!) pero libros, lo que se dice libros, ni pude ni oler, o sólo aquellos clásicos o autoayúdicos que estaban en las mesas más cercanas a la vereda, antes de ser expulsada por la ola de salientes de esa librería que pronto se convertían en entrantes en otra.
Pero todo esto por qué? Porque hay una imagen que me da vueltas desde anoche. Frente a la librería Gandhi, sentados en una mesita en la vereda, bebiendo una cerveza, cuatro señores-cartaabierta disfrutaban la velada. Se les acercó una nena de 8, 9 años, muy flaquita. Los señores, muy amables, la miran.
Nena: Qué pása que hay tanta gente?Señor-cartaabierta: Hoy es la noche de las librerías!
Nena: ……….
Señor -cartaabierta, en tono reflexivo-comprensivo de la situación: Es la fiesta de los libros …
Nena: La fiesta de los libros? JUAAAAAAA, me dá una moneda?
Señor-cartaabierta: No, no tengo monedas, y no tendrías que estar tan tarde solita en la calle…..
Nena:………….

Y salío el cachetazo con fritas. Al menos yo lo sentí.
A ver. No estoy criticando a carta abierta, ni estoy diciendo que este señor deba hacer….. he firmado petitorios, estado en algunas de las primeras reuniones, me parece interesante e importante el espacio. Lo que me parte la cabeza es: tan difícil es el tránsito entre la idea y la acción? Tanto nos tenemos que cuestionar lo que debería ser, que no vemos lo que es?
No sé, estoy molesta, será el efecto sidra (se acercan las fiestas, y uno se pone así)

Rapa Nui

Como buscando participar del festín colonialista de fines del siglo XIX - ese mismo que hizo que el rey belga Leopold consiguiera que las demás potencias le dejaran el Congo para él, donde organizó un genocidio - un buque de la Armada chilena navega hacia el Oeste y ocupa la Isla de Pascua. Los navegantes europeos ya la conocían pero nadie se había tomado el trabajo de declararla suya. Los propios isleños pidieron el protectorado francés una vez... pero Francia no se interesó.
El intento de introducir extranjeros fracasa, también el de limitar la esclavitud ya que muchos son arriados a cargar guano en la costa sudamericana. La isla se concesiona para la explotación ganadera y las crueldades de los concesionarios se hacen célebres. Agotado su ciclo pasa a ser administrada por militares que imponen un régimen de cuartel a los nativos. Durante la última dictadura se les impone el loteo individual de tierras a lo que la población se resiste por estar aferrada a un régimen colectivo de uso y manejo. Este proceso privatizador sólo fue detenido durante la presente democracia chilena que a su vez aún no hace lugar a una plena autonomía y uso de sus recursos a los isleños.
Si en el Atlántico Sur hay un archipiélago poblado por tres o cuatro generaciones de kelpers que viven algo de las ovejas y de los permisos de pesca pero más que nada de lo que gastan en el pub unos cuatro mil militares y empleados de la milicia que están allí para garantizarles que puedan continuar su estilo británico de vida, en el medio del Pacífico Sur hay una isla donde la explotación colonial sigue a pleno y protagonizada por una república sudamericana. La Isla de Pascua es hoy un destino turístico mejor que todo Chile. Los célebres moais son un ícono mundial que en el resto del país nada iguala - ni siquiera las Torres del Paine o los fiordos magallánicos. Con esa sóla industria bastaría para la prosperidad de sus escasamente dos mil habitantes. El 90 % de las utilidades de la isla son giradas al continente.

Posdata: Agradeciendo la invitación que nos han hecho, pasamos un aviso y esperamos estar a la altura de este site !

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Solidaridad con el carnotismo auténtico


Recibí este mail:
"Estimados Carnotistas ! Lamentablemente, la página "La Curiosa Sociedad de los Carnotistas" parece estar emitiendo un troyano o virus o cosa que te hace abrir sinnúmero ventanas window.
No tiene otra secuela pero fastidia bastante.
No sé cómo se contaminó ni como sacarlo pero a tenor de la sanidad digital voy a borrarla. Si alguno de Uds. ya lo sufrió, pido disculpas.
La Decadencia, al fin, alcanza a la propia Sociedad, cosa que sabíamos desde que la fundamos!
Nos estamos viendo. Quizás la reabramos luego, depende lo que digan Otto y el Licenciado Lagger y nuestra sexóloga la doctora Veronika Von Libid,
cariños y gracias por el afecto y la companía,
Ulschmidt"
No, no voy a aceptar el cierre del blog, hay formas de desintoxicarlo, casos documentados como el del blog de Eva . Y menos aún voy a aceptar las histeriqueadas de la Von Libid, la única responsable del caso. Esta es una nueva interna que nos hace mal. Aguante don U!

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Oscuros persssonajes, hombres luminosos...


Me quedé pensando en ésto de los personajes oscuros que genera el sistema político, el aparato represivo y de seguridad, y me acordé de mi abuelo Manolo.
Mi abuelo era una de las personas más buenas, solidarias, y sensibles que puedo recordar. Llegar a su casa era recibir un borbotón de cariño, de comiditas recién preparadas, de mates recién servidos, de lápices y papeles para dibujar, o maderitas y clavos para armar “una cosa redonda con un agujero en el medio”, que sólo mi hermano supo alguna vez qué quiso decir cuando pidió de armar eso…pero el abuelo lo entendió.
Tuvo una vida bastante jodida, siendo muy chico murió su padre, y tuvo que trabajar desde los 8 años en los frigoríficos de Avellaneda: de ahí las increíbles historias que nos contaba. Era un placer escucharlo contar, porque siempre le encontraba la vuelta humana, jocosa, o ridícula a la historia más terrible o trivial. Y entre esas historias, siempre salían las de Ruggierito, matón de Barceló, oscuro conservador de Avellaneda.
Paraban en el mismo bar, pero en mesas separadas. Ruggerito era además amigote del dueño del frigorífico donde él trabajaba, dándole carta blanca para cometer los abusos más miserables con los laburantes.
Mi abuelo lo detestaba, no soportaba su violencia y soberbia, su maltrato con las mujeres (contaba en ruedas pequeñas cómo les tocaba la cola a las mujeres que pasaban a su lado, matándose de risa con sus “cómplices” -como decía el abuelo-, y mostrándoles el chumbo si alguna lo insultaba).
Y la historia más veces escuchada era la del día de votación. Siempre que había una fiesta, le pedían que contara esa historia. Y con la misma indignación, relataba ese día de 1931, cuando se “apersonó” para votar, y en la mesa le dijeron que ya había votado. Insistió que no, que recién llegaba, que no había votado, mientras se le acercaba Ruggierito y le preguntaba qué pasaba. Mi abuelo le cuenta que él no había votado, el matón le dice que si en los papeles dice que votó es porque votó, él le contesta que no, que tiene los documentos encima, y que no había votado. Entonces, en una demostración de poder patotero, el matón saca el “bufoso”, lo pone sobre la mesa y le arranca el documento dicendo ” el documento lo tengo yo, y dice que usted votó” mientras lo rompe al medio.
A esta altura del relato, siempre se le llenaban los ojos de lágrimas rabiosas e indignadas. Y a mí se me revelan escenas de películas, historias similares leídas de otros, pero ésta es en primera persona. Y recuerdo su voz y sus ojos, y entiendo por qué, algunos años después, cuando le pudo decir a su patrón que no iba ese 31 de diciembre a cenar con él dejando a su esposa y sus hijas, mi abuelo se hizo peronista. Y entiendo por qué, todos los días de su vida, entraba a la cocina y saludaba a la foto amarillenta “Buen día, General”

lunes, 1 de diciembre de 2008

La Iglesia y la represión franquista

Julián Casanova · · · · ·

30/11/08

La tragedia de las víctimas de la Guerra Civil y de la dictadura de Franco se ha convertido en las últimas semanas en el eje de un debate social, político y judicial. Con ese recuerdo, ha revivido de nuevo ante nosotros el pasado más oculto y reprimido. Algunos se enteran ahora con estupor de acontecimientos que los historiadores ya habían documentado. Otros, casi siempre los que menos saben o a los que más incomodidad les produce esos relatos, dicen estar cansados de tanta historia y memoria de guerra y dictadura. Es un pasado que vuelve con diferentes significados, lo actualizan los herederos de las víctimas y de sus verdugos. Y como opinar es libre y la ignorancia no ocupa lugar, muchos han acudido a las deformaciones para hacer frente a la barbarie que se despliega ante sus ojos.
En realidad, por mucho que se quiera culpabilizar a la República o repartir crueldades de la Guerra Civil, el conflicto entre las diferentes memorias, representaciones y olvidos no viene de ahí, de los violentos años treinta, un mito explicativo que puede desmontarse, sino de la trivialización que se hace de la dictadura de Franco, uno de los regímenes más criminales y a la vez más bendecidos que ha conocido la historia del siglo XX.
Lo que hizo la Iglesia católica en ese pasado y lo que dice sobre él en el presente refleja perfectamente esa tensión entre la historia y el falseamiento de los hechos. "La sangre de los mártires es el mejor antídoto contra la anemia de la fe", declaró hace apenas un mes Juan Antonio Martínez Camino, secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal, en el fragor del debate sobre las diligencias abiertas por el juez Garzón acerca de la represión franquista. "A veces es necesario saber olvidar", afirma ahora Antonio María Rouco. Es decir, a la Iglesia católica le gusta recordar lo mucho que perdió y sufrió durante la República y la Guerra Civil, pero si se trata de informar e investigar sobre los otros muertos, sobre la otra violencia, aquella que el clero no dudó en bendecir y legitimar, entonces se están abriendo "viejas heridas" y ya se sabe quiénes son los responsables.
Franco y la Iglesia ganaron juntos la guerra y juntos gestionaron la paz, una paz a su gusto, con las fuerzas represivas del Estado dando fuerte a los cautivos y desarmados rojos, mientras los obispos y clérigos supervisaban los valores morales y educaban a las masas en los principios del dogma católico. Hubo en esos largos años tragedia y comedia. La tragedia de decenas de miles de españoles fusilados, presos, humillados. Y la comedia del clero paseando a Franco bajo palio y dejando para la posteridad un rosario interminable de loas y adhesiones incondicionales a su dictadura.
Lo que hemos documentado varios historiadores en los últimos años va más allá del análisis del intercambio de favores y beneficios entre la Iglesia y la dictadura de Franco y prueba la implicación de la Iglesia católica -jerarquía, clero y católicos de a pie- en la violencia de los vencedores sobre los vencidos. Ahí estuvieron siempre en primera línea, en los años más duros y sangrientos, hasta que las cosas comenzaron a cambiar en la década de los sesenta, para proporcionar el cuerpo doctrinal y legitimador a la masacre, para ayudar a la gente a llevar mejor las penas, para controlar la educación, para perpetuar la miseria de todos esos pobres rojos y ateos que se habían atrevido a desafiar el orden social y abandonar la religión.
La maquinaria legal represiva franquista, activada con la Ley de Responsabilidades Políticas de febrero de 1939 y la Causa General de abril de 1940, convirtió a los curas en investigadores del pasado ideológico y político de los ciudadanos, en colaboradores del aparato judicial. Con sus informes, aprobaron el exterminio legal organizado por los vencedores en la posguerra y se involucraron hasta la médula en la red de sentimientos de venganza, envidias, odios y enemistades que envolvían la vida cotidiana de la sociedad española.
La Iglesia no quiso saber nada de las palizas, tortura y muerte en las cárceles franquistas. Los capellanes de prisiones, un cuerpo que había sido disuelto por la República y reestablecido por Franco, impusieron la moral católica, obediencia y sumisión a los condenados a muerte o a largos años de reclusión. Fueron poderosos dentro y fuera de las cárceles. El poder que les daba la ley, la sotana y la capacidad de decidir, con criterios religiosos, quiénes debían purgar sus pecados y vivir de rodillas.
Todas esas historias, las de los asesinados y desaparecidos, las de las mujeres presas, las de sus niños arrebatados antes de ser fusiladas, robados o ingresados bajo tutela en centros de asistencia y escuelas religiosas, reaparecen ahora con los autos del juez Garzón, después de haber sido descubiertas e investigadas desde hace años por historiadores y periodistas. Quienes las sufrieron merecen una reparación y la sociedad democrática española debe enfrentarse a ese pasado, como han hecho en otros países. La Iglesia podría ponerse al frente de esa exigencia de reparación y de justicia retributiva. Si no, las voces del pasado siempre le recordarán su papel de verdugo. Aunque ella sólo quiera recordar a sus mártires.

Julián Casanova es catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza.