martes, 23 de diciembre de 2008

Oración del Padrenuestro
Frei Betto •

Padre nuestro que estás en el cielo, y eres nuestra Madre en la Tierra, amorosa orgía trinitaria, creador de la aurora boreal y de los ojos enamorados que enternecen el corazón, Señor más allá del moralismo desvirtuado y guía de la trocha peregrina de las hormigas de mi jardín.
Santificado sea tu nombre grabado en los girasoles de inmensos ojos de oro, en el enlace de un abrazo y en la sonrisa cómplice, en las partículas elementales y en el candor de la abuela al servir la sopa.
Venga a nosotros tu Reino para saciarnos el hambre de belleza y sembrar compartimiento donde hay acumulación, alegría donde irrumpió el dolor, sabor de fiesta donde campea la desolación.
Que se haga tu voluntad en los caminos desorientados de nuestros pasos, en los ríos profundos de nuestras intuiciones, en el vuelo suave de las garzas y en el beso voraz de los amantes, en la respiración jadeante de los afligidos y en la furia de los vientos convertidos en huracanes.
Así en la Tierra como en el cielo, y también en la médula de la materia oscura y en la garganta abisal de los agujeros negros, en el grito inaudible de la mujer maltratada y en el prójimo mirado como desemejante, en los arsenales de la hipocresía y en las cárceles que congelan vidas.
Danos hoy el pan nuestro de cada día, y también el vino inebriante de la mística alucinada, el coraje de decir no al ego propio y el dominio vagabundo del tiempo, el cuidado de los desheredados y la valentía de los profetas.
Perdona nuestras ofensas y deudas, la altivez de la razón y la acidez de la lengua, la ambición desmesurada y la máscara con que cubrimos nuestra identidad, la indiferencia ofensiva y la adulación reverencial, la ceguera ante el horizonte desnudo de futuro y la inercia que nos impide hacerlo mejor.
Así como nosotros perdonamos a quien nos ha ofendido y a nuestros deudores, a los que nos escarban en el orgullo e imprimen envidia en nuestra tristeza de no poseer el bien ajeno, y a quien, ajeno a nuestra supuesta importancia, se cierra a una inconveniente intromisión.
Y no nos dejes caer en tentación ante el porte suntuoso de los tigres de nuestras cavernas interiores, las serpientes atentas a nuestras indecisiones, los buitres depredadores de la ética.
Pero líbranos del mal, del desaliento, de la desesperanza, del ego inflado y de la vanagloria insensata, de la insolidaridad y de la flacidez del carácter, de la noche sin luna de sueños y de la obesidad de convicciones demasiado seguras.
Amemos.

6 comentarios:

ElRuso dijo...

Que pena que no haya un Dios que escuche estas palabras.

Laura dijo...

es cierto, Ruso, pero también me parece que si somos muchos los que las escuchamos, no lo necesitamos, y tal vez, podamos producir un milagro...

ElRuso dijo...

Amen

Charlie Boyle dijo...

Laura, un gran abrazo republicano de navidad.

Cine Braille dijo...

Dios está donde se reúne gente en su nombre. Yo pensaba que era una imagen teológica, una metáfora, pero no: es como dice Laura, a quien aprovecho a saludar porque debe haber perdido otra vez el celular y le perdí el rastro. Que la pasen bien, festejen lo que festejen y con el sentido que le quieran dar.

Laura dijo...

Gracias Charlie, le retribuyo (aunque con reticencias sobre el republicanismo, no soy tan fácil, eh?)
Cine: Ah, pero mire usted. Resulta que tengo un "problemita" de incontinencia celular, y el tipo, no sólo no lo disimula, sino que va y lo expone públicamente. Lindos amigos tengo! (no lo perdí, sólo lo rompí. espero haya recibido la salutación correspondiente a través de otro teléfono prestado para la ocasión. Le mando un gran abrazo)