viernes, 29 de julio de 2011

Si sabés que comemos a las 9, no caigas a las 10!


Casi una hora después, sabés que ya comimos la sopa y vamos terminando el plato principal. Si querías venir, hubieses avisado. Caíste de guapo, pidiendo que te hagan un lugarcito. No, así no, la comida ya está terminando, no hay más sillas. Podemos arreglar para mañana, no hay problema...ah, mañana no, bueno, pasado, la semana que viene. Dale. Arreglamos para ese día, esa cena va a estar dedicada a vos.

Pero qué feo, Hernancito
Ahora me entero que al salir de casa, con la foto que te sacaste con tu propio fotógrafo mientras entrabas, te estás quejando porque no te dejamos comer. Vos no tenías hambre, Hernán, sólo viniste para joder.... Aún queda el olor a podrido que dejaste. Está podrida Buenos Aires...

(la explicación, acá, en lo de mi amigo El Ingeniero)

miércoles, 27 de julio de 2011

rituales



A m i amigo René Orlando

Me enteré por Twitter que hoy es el día del antropólogo. Y uno de los temas tradicionales de la antropología son los rituales, las situaciones de pasaje y los símbolos o signos (no vamos a dar una discusión al respecto en este momento, ni ahí) que los representan, exteriormente, en las distintas culturas.

Uno de los textos más famosos y más discutidos al respecto es La Selva de los símbolos de Víctor Turner, donde analiza los ritos de pasaje, los ritos que acompañan cualquier tipo de cambio: de lugar, de posición social, de status o de edad. Y estos ritos de pasaje tienen distintas fases, hasta que el sujeto o el colectivo, alcanza un nuevo estado y adquiere, en consecuencia, nuevos derechos y obligaciones estructuralmente definidos, a la vez que se espera de él (o ellos) un comportamiento acorde a normas y patrones éticos. Pero antes de completar este pasaje, se encuentra un período liminar, punto intermedio entre dos posiciones. Durante la fase “liminal” del proceso ritual, las categorías de la vida normal tienden a disolverse. La persona “liminal” no posee status o ubicación en la estructura social, está, casi, en un estado marginal.

Mi bisabuela llegó de Galicia antes de que finalizara el siglo XIX.

Sola, con menos de 15 años, se “colocó” en una casa de familia, como tantas otras mujeres jóvenes y pobres, limpiando, lavando, criando hijos ajenos.

Algunos años después conoció a un joven cocinero francés, de quien se enamoró.. Su vida mejoró notablemente, tuvo y crió a sus propios hijos, imaginaron una vida juntos, compraron una casa grande, un negocio, algún local para alquilar. Y de pronto el bisabuelo Esteban murió. Viuda, y con sus hijos aún chicos tomó una decisión drástica: vendió el negocio, los locales y sólo se quedó con la casa. Con el producto de la venta compró la mejor bóveda que le ofrecieron, muy grande y cerca de la puerta principal del cementerio. Allí estaría su esposo.

Cada 24 y 31 de diciembre, se vestía, compraba flores e iba a la bóveda, a “festejar” con él. Vistió de negro hasta los noventaypico, cuando también pasó a ser parte de la bóveda. Nunca volvió a casarse, ni a tener una pareja. Fue viuda por siempre. Siempre al margen, siempre con el signo de su liminalidad.

Hace algunas semanas, llama mi mamá . Me recuerda que había sido yo quien firmó todos los papeles cuando murió mi papá, hace 7 años. Y ahora, había decidido (el tiempo transcurrido lo permitía) desenterrar a mi papá y cremarlo, como habían hablado hace más de 20 años, en una tarde de mates y conversaciones ridículas. Y yo debía volver a ser la “responsable”.

La muerte de mi viejo también fue repentina: infarto masivo, sin aviso ni anestesia. Simplemente cayó cuando llegaban de trabajar juntos, como los últimos 30 años. En ese momento, nos dejó mudos a todos, sin capacidad de pensar y decidimos un entierro simple, sin velorio, ya que el odiaba realmente todos los ritos funerarios. Pero mi vieja sintió que había faltado a la promesa (que mi hermano y yo desconocíamos!) de tirar sus cenizas en el río.

Nunca imaginé que pasaría por esa situación, y desde el llamado, se me abrió el arcón del pasado, no podía dormir, soñaba situaciones ridículas, recordaba personajes de mi infancia…. Finalmente llegó el día, uno de los más tristes y fuertes de los últimos tiempos. Mi vieja no paraba de hablar desde la noche anterior, quiso presenciar todo el procedimiento, y si mi hermano no la retiene, estaba dispuesta a agarrar los huesos. Cuando entregaron la cajita, la llevó abrazada hasta el final, hasta que, con las cenizas, liberaba toda la angustia y el llanto. Mi mamá no vistió luto, no usó ropas negras, viajó mucho, sigue trabajando (sola) se compró una notebook, tiene Facebook, pero estos 7 años, guardó, para sí, un enorme dolor que se puso “en acto” frente al río, cuando cerró tardíamente un proceso muy largo y penoso

No creo en los duelos impostados. Guardar luto, llorar, viajar, son formas de atravesar el espacio entre la presencia y ausencia de los seres queridos. Y de empezar a reconfigurar nuestras vidas, nuestras relaciones con los otros y con nosotros mismos cuando esa ausencia se instala Y cada uno, tiene formas distintas de hacerlo, y distintos tiempos. Y todas son respetables, aunque no comprendamos.

domingo, 17 de julio de 2011

Los fitopaetizados

El portazo me hizo caer el mate de la mano

-Vés por qué gana el PRO? Son todos una manga de hijos de puta, son todos una mierda!

-Eh, pará Fito Paéz, qué pasó?

-Una vieja de mierda que seguro es del PRO…Estaba esperando el colectivo, se me acerca una vieja y me dice: “Muchachito, no me alcanza por favor ese billete que se me cayó…lo tenía acá en el bolsillito, y se me cayó…” y sigue explicándome qué le pasó con el billete. Me agacho y le doy el billete de 10 pesos mientras seguía hablando y lo metía en el bolsillito de mierda. Cuando subo al bondi, me doy cuenta que el billete era mío! A mí se me cayó el billete y la vieja de mierda del PRO me lo afanó haciéndose la pobrecita enferma!. De la cabeza está enferma esa vieja!

-Bueno, pará, Manu…

-Qué pará mamá! Cómo puede ser tan turra la vieja! Esa vota a Macri! Sabés que Macri prohibió la jornada de pintura en las escuelas? Tanto miedo le tiene a que nos juntemos a pintar un aula? Son una mierrrrrrrrrda….

Supongo que escenas similares se repitieron en muchísimas casas durante esta semana. Es fácil caer en la fitopaetización, enojarse con el mundo, pisarle la cola al gato del vecino (porque si yo no lo voté, el dueño seguro que sí!) culpar a esta sociedad de fascistoide, discriminadora, que nada le importa.

Ahora: ¿por qué estábamos convencidos que las cosas iban a ser distintas? ¿Por qué pensábamos que el votante de la ciudad iba a rechazar a Macri, y, en el mejor de los sueños, iba a votar a Filmus? ¿Por qué pensábamos que el votante se iba a sentir llamado a “participar”, “comprometerse” a “defender lo público” si, por otro lado, le decían “bienvenido” sin pedirle que mueva el culo, lo incluían en la fiestita de cumpleaños, con alegría, globos y pochocho?

La épica militante, el esfuerzo, el compromiso, la sangre, sudor y lágrimas es importante, forma parte de nuestras vidas, pero de aquellos que decidimos que fuera parte de nuestras vidas, y no como acto espontáneo a partir de un spot televisivo. Por qué debería un ciudadano, mi vecina, la dueña del gato ponele, que se pudo comprar el plasma, que se hizo las tetas porque le sobra un manguito y una parte se lo cubre la prepaga, votar a ese señor que habla de defender la educación y los hospitales públicos, si ella no tiene hijos y paga todos los meses una prepaga? Si no se le ocurriría en la vida ir al Teatro General San Martín a ver Ricardo III, ni sabe dónde está el San Martín, y menos que tiene los 4 ascensores rotos porque el gobierno de Macri hace meses (¿años?) que no pone un mango? ¿Cómo enamorás a mi vecina que ahora respira un poco más, cobra mejor y puede ir a ver una comedia de Adrián Suar y sueña con Arjona? No le digas que cobra mejor porque la situación económica del país es mejor. Ahí se pierde y empieza a delirar. Y no es mala mina, no es facha, es una mina común, con deseos comunes, que quiere que la dejen de joder. No podés pedirle épica militante, ni esfuerzo, ni nada. Y se siente bien si le dicen bienvenida y le dan un globo. ¿No sirve entonces? ¿Y cuántas vecinas hay en la ciudad? Qué hacemos, tomamos unos terrenos y declaramos el Terreno Autónomo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, libre de vecinas con tetas nuevas y gato, libre de fachos, con cada uno de los terrenistautónomos resolidario, comprometido, políticamente correcto, defensor de lo público, enamorado de la política y recontraultraplus intolerante con los que viven afuera?

Después del portazo y enojo me quedé charlando con Manu. Me dijo que la campaña estaba mal enfocada, que no era un slogan copado “Más educación” porque eso sólo le importa a los que siempre le importó, y que Filmus se debería afeitar, que tiene un aspecto antiguo, que no convence, entre otras cosas. Y que en los actos de campaña, el himno lo debería tocar Damas Gratis. Que cuando lo canta Damas Gratis todos lo cantan sinceramente. Voy a seguir charlando con él, porque se le pasa pronto el enojo y empieza a pensar fríamente, tratando de ver errores, pero sin perder el objetivo.