jueves, 11 de diciembre de 2008

Rapa Nui

Como buscando participar del festín colonialista de fines del siglo XIX - ese mismo que hizo que el rey belga Leopold consiguiera que las demás potencias le dejaran el Congo para él, donde organizó un genocidio - un buque de la Armada chilena navega hacia el Oeste y ocupa la Isla de Pascua. Los navegantes europeos ya la conocían pero nadie se había tomado el trabajo de declararla suya. Los propios isleños pidieron el protectorado francés una vez... pero Francia no se interesó.
El intento de introducir extranjeros fracasa, también el de limitar la esclavitud ya que muchos son arriados a cargar guano en la costa sudamericana. La isla se concesiona para la explotación ganadera y las crueldades de los concesionarios se hacen célebres. Agotado su ciclo pasa a ser administrada por militares que imponen un régimen de cuartel a los nativos. Durante la última dictadura se les impone el loteo individual de tierras a lo que la población se resiste por estar aferrada a un régimen colectivo de uso y manejo. Este proceso privatizador sólo fue detenido durante la presente democracia chilena que a su vez aún no hace lugar a una plena autonomía y uso de sus recursos a los isleños.
Si en el Atlántico Sur hay un archipiélago poblado por tres o cuatro generaciones de kelpers que viven algo de las ovejas y de los permisos de pesca pero más que nada de lo que gastan en el pub unos cuatro mil militares y empleados de la milicia que están allí para garantizarles que puedan continuar su estilo británico de vida, en el medio del Pacífico Sur hay una isla donde la explotación colonial sigue a pleno y protagonizada por una república sudamericana. La Isla de Pascua es hoy un destino turístico mejor que todo Chile. Los célebres moais son un ícono mundial que en el resto del país nada iguala - ni siquiera las Torres del Paine o los fiordos magallánicos. Con esa sóla industria bastaría para la prosperidad de sus escasamente dos mil habitantes. El 90 % de las utilidades de la isla son giradas al continente.

Posdata: Agradeciendo la invitación que nos han hecho, pasamos un aviso y esperamos estar a la altura de este site !

2 comentarios:

Laura dijo...

Todo un honor! Bienvenue!
debo decir que en el archipiélago, hay un movimiento autonomista bastante fuerte, que recuerda tristemente que allá por el año 81/82 estaban a una pizca de lograr la autonomía (aparentemente no es taaan real que los continentales de acá pudieramos reclamar soberanía), cobran inquietantes subsidios de la isla flotante del norte, son un gasto también inquietante, pero la verdad de la milanesa no está en el archipiélago en sí, sino en lo que lo rodea... oro negro
Y digamos las cosas como son, son mucho más queribles los colosos que los marines borrachos que quedan como botín de guerra!

Anónimo dijo...

En buena medida, lo que hicieron las repúblicas hispanoamericanas al comenzar el siglo XIX fue remplazar una elite española (o portuguesa en Brasil) por otra criolla, sin tocar demasiado las estructuras sociales. Las escasas excepciones fueron, hasta donde sé, Artigas y los mexicanos (Morelos, Hidalgo): y ambos amagues de revolución no sólo política, sino social, fracasaron más temprano que tarde y por via de las armas. La historia es una tragedia tras otra, diría Walter Benjamin con mejor prosa.