Cada tanto, aparece alguna referencia a la colaboración del líder de Montoneros, Mario Firmenich, con los servicios de inteligencia del Ejército Argentino. La evidencia es puramente circunstancial y, en algunos casos, bastante dudosa (la que sostiene la tesis de que la muerte de Aramburu fue parte de una conspiración oficial, por ejemplo) aunque su efecto acumulado es significativo. La prueba más consistente es una declaración que un ex agente del FBI destacado en Argentina durante los ’70, Robert Scherrer, le hiciera al periodista norteamericano Martin Andersen: Scherrer afirmaba que Firmenich colaboraba con el Ejército desde 1973, y que su contacto era un coronel llamado Alberto Valín.
Valín fue Jefe del Batallón de Inteligencia 601 y del Grupo de Tareas 1 durante los años más feroces del terrorismo de Estado, y como tal fue responsable de centenares de desapariciones en la ciudad de Buenos Aires. A partir de febrero de 1978, y ya general de brigada, fue nada menos que Jefe de Inteligencia del Estado Mayor General del Ejército (un cargo clave) y, hacia 1981-82 fue uno de los cerebros de la infame participación argentina, codo a codo con la CIA, en la organización de la Contra nicaragüense y de los escuadrones de la muerte guatemaltecos, salvadoreños y hondureños.
Siempre me llamó la atención el poco interés que despertaba la actuación de este personaje nefasto. (Bah, llamar la atención... el silencio de Valín seguramente valía su peso en oro). Googleando para escribir este post, me encontré por ahí con que murió hace ya unos años, y entonces me acordé de los muchos que se alegraron con la muerte de criminales como Galtieri, Viola, Suárez Mason o, recientemente, el Malevo Ferreyra. Me permito disentir: por más que nos repugnen, a personajes como éstos los necesitamos vivos y muy locuaces.
Al menos mientras no cuenten todo lo mucho que saben.
6 comentarios:
Nunca hubiera hablado. Inteligencia "de verdad" es así y este ñato estaba formado en serio.
Fué Jota dos ex Escuela de las Américas.
Fijate que hasta en el apellido está escondido ( BALA .22 ideal por lo silenciosa)
Hasta donde yo sé, nunca fue llamado a declarar. No creo que hubiera dicho ni la décima parte de lo que sabía, pero esa décima parte...
Sería una cosa conspirativa mayor, tal como que el mismísimo aparato represor diseña a la insurgencia que enfrentará años despues, etc...
Nota al margen: El Malevo Ferreyra sí es antropológicamente interesante, me atrevo a decir (qué caradura!). Los generales no, para nada. Pero éste comisario-y-guapo, ciertamente popular en algunos sectores populares, es material de estudio. (nadie que tenga la capacidad de hacerlo querrá hacerlo, me parece, y quedará en la nada)
Pero el personaje nos dice algo de nuestra idiosincracia.
a mí con estos tipos me pasan cosas ambiguas. Básicamente me repugnan , y debo confesar que con la muerte de cada uno, siento como cierta contenteza, pienso que hay menos "mal" en el mundo. También acuerdo con Cine que los necesitamos acá, bien charlatanes, pero reconozco que la limitación es: justicia funcionando a pleno, para enjuiciarlos y castigarlos, y que hablen, cosa bien jodida porque no sólo son cuadros, capacitados, formados, sino además están convencidos de lo que hicieron. Además me parece que sí es como dice U que el aparato represivo crea a estos sujetos que luego le pasan factura, "exigen" coherencia (algo así como: "vos me generaste, hacete cargo!"), por esto de estar convencidos de que lo que hicieron era lo que se les pedía y para lo que estaban formados. Y el Malevo, sin dudas, es un personaje abominablemente rico , pero hay que tener estómago!
Al final, soy una conciliadora de cuarta! estoy de acuerdo con todo!
No me parece conciliadora. Es que son personajes menores o sucedáneos, hasta literariamente interesantes, a ver digamos: los guapos y compadritos del novecento, que llamaban la atención de Borges o de Bioy y los llevarían a componer milongas para Jacintos Chiclanas y hombres de esquinas rosadas etc... eran matones del sistema de fraude electoral del régimen conservador. Lo interesante de aquellos personajes no convertía en bueno al sistema fraudulento.
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