miércoles, 11 de febrero de 2009

solidaridad


“Si vas a la otra comunidad, mejor que te acompañen las nenas,”me dijeron hace muchos años, en una comunidad que recién se había formado al lado del Pilcomayo.
Wichís, chorotes y chulupíes habían decidido alejarse de la comunidad de origen y empezar todo de nuevo, por propia voluntad.
Por no molestar, por ignorancia, expliqué que sabía ir, que no era necesario que me acompañaran. Pero insistieron. “Las nenas van con vos”
2 kilómetros por el monte salteño no parece una excursión apasionante, pero las nenas se reían tanto! La mayor parte del viaje cantaban “Laura no está, Laura se fue..” una y otra vez. Era el único pedacito de canción que conocían, y se divertían repitiéndola y señalándome. Poco podía charlar con ellas, porque todavía hablaban básicamente su lengua materna, así que nos limitábamos a cantar y charlar con frases simples.
Una empezó a gritar. Un grito extraño, que me asustó. El resto (5 o 6 nenas) la imitaron, me rodearon y agarraron ramas caídas y secas. Y empezó el revoleo de palos. la víbora camuflada entre los pastos secos no pudo escapar. Entre risas y gritos, las chicas la revolearon lejos, aunque ya no pudiera moverse. De regreso a la comunidad, contaron a todos mi cara de susto. “Por eso te tenían que acompañar! Vos jamás hubieses visto a la víbora!” fue el remate.
Pensaba en esta situación hace unas semanas, cuando en la playa empezaba a escucharse aplausos cuando un chico se perdía. Estos mecanismos colectivos de protección, de defensa y ayuda, que se ponen en marcha y uno adhiere automáticamente, sin pensar. Hay que hacer “eso”, aplaudir, gritar, alguien necesita de nosotros sin condiciones
Hoy, estas nenas, ya mujeres con hijos algunas, necesitan que las rodeemos, que las ayudemos. Hace más de una semana, se desbordó el río y se llevó muchas de sus casas, el tanque de agua, los cultivos, tuvieron que desarmar lo que quedaba de la escuela que construyeron, tuvieron que abandonar todo y trasladarse a 4 km, y empezar de nuevo. Pero no fue su decisión, y son muchos más que la vez anterior. La situación es desesperante, no tienen agua, ni alimentos, ni medicamentos, y la provincia tampoco los asiste. Esperan una nueva crecida del río en poco tiempo, y necesitan armar “algo”. El desastre de Tartagal es mucho más visible, más impresionante, por lo tanto todos los medios (del estado y de comunicación) están en Tartagal. Ellos, junto a otras comunidades pequeñas, y ocultadas por el monte no están en la lista de prioridades.
Cualquier ayuda es necesaria. Me podés escribir si querés y podés ayudar

2 comentarios:

Ulschmidt dijo...

que adelante con las instrucciones, caramba !

Goliardo dijo...

Me paso lo mismo en Jujuy. Inclusive tengo una amiga maestra en san salvado de Jujuy y ella misma me dice de los chicos de la quebrada como se guían por esas piedras, lugares. Calculan, no sé cómo.

Comparto lo que decís del chaqueño. En Salta están los chalchas (otros garcas), la idea era rescatar una metáfora "salta mujer morena", afirmando en identida, dignidad o lo que sea, en diferencia de lo que Biolcatti en sentido racista. Pero evidentemente el chaqueño no cayó bien, aunque yo si puedo diferenciar entre una manifestación cultural (música literatura), y el tipo que expresa esa idea (chaqueño, guarany, larralde etc).