Cómo se debe representar una tempestad
577.- Si quieres representar bien una tempestad, examina atentamente sus efectos cuando el viento, soplando sobre la superficie del mar y de la tierra, arranca y se lleva consigo todo lo que no puede resistir a su corriente avasalladora. 578.- Para lograr con exactitud esa representación, empezarás por figurar las nubes, rotas y destrozadas, siguiendo la dirección del viento, y acompañadas del polvo arenoso procedente de las playas marinas. Mostrarás también remos y hojas arrastrados por la furiosa potencia del viento y esparcidos por el aire, junto con mil otras cosas ligeras. Los árboles y las hierbas, doblados hacia el suelo, parecerán como dispuestos a seguir el curso de los vientos; sus ramos, torcidos y desviados de su actitud natural, harán ver sus hojas en desordenada agitación. Los hombres que allí se encuentren estarán desfigurados por el polvo y rodando algunos, por tierra, enredados en sus vestimentas. Otros se mantendrán en pie abrazados a un árbol para evitar que el viento los arrastre. Otros, con las manos sobre los ojos, para defenderlos contra el polvo, estarán inclinados hacia el suelo y con sus cabellos y sus ropas impulsadas en la dirección del viento. El mar, turbulento y tempestuoso, lleno de remolinos y de espuma que cubrirá los intervalos entre sus empinadas olas, dejará al viento levantar en el aire agitado otra espuma más sutil, a semejanza de niebla espesa y cerrada. A los navíos que allí se encuentren los figurarás con las velas rotas en jirones, sacudidas por el viento, junto con trozos de cuerdas desprendidas; otros, cubiertos de mástiles despedazados por las olas furiosas. Algunos hombres, agarrados a los restos del naufragio, lanzarán grandes gritos. Figurarás las nubes llevadas por el viento impetuoso a las altas cumbres de los montes, y formando a su alrededor remolinos semejantes a los de las olas al chocar con un peñasco. Y el aire aparecerá espantosamente oscuro, a causa del polvo, la niebla y las nubes tenebrosas.
Manera de representar la noche
579.- Una cosa enteramente privada de luz es toda tinieblas. Estando la noche en tales condiciones, si quieres figurar en ella una escena, dispondrás un gran fuego que teñirá de su color los objetos, principalmente los que estén más cerca de él; porque una cosa participa tanto más de la naturaleza de otra cuanto más próxima se halla de esta otra. Y si das al fuego un color rojo, rojas también deberás hacer todas las cosas iluminadas por él; mientras que las más alejadas de él deberán en mayor grado teñirse del color negro de la noche. Las figuras que estén situadas entre el fuego y tú deberán aparecer oscuras en la oscuridad de la noche, y no claras como el fuego; las que se encuentren a los lados serán medio oscuras y medio rojizas; y, en fin, las que puedan verse más allá de los confines de las llamas, aparecerán completamente iluminadas de luz rojiza en campo negro.
580.- En cuanto a las actitudes representarás a los personajes que se hallan cerca del fuego como resguardándose con las manos o con un manto del excesivo calor; y, volviendo el rostro al lado opuesto, mostrarás a los más alejados en el acto de huir; y mostrarás a la mayoría de ellos defendiéndose con las manos los ojos ofendidos por el vivo resplandor.
Aforismos. Leonardo Da Vinci
1 comentario:
Vamos Laura, cuéntenos cómo representaría Ud. una tempestad...
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