Pequeñas Historias de Diez más Uno....

Vivo en un barrio conflictivo. Ahora que lo estoy dejando, puedo empezar a despegarme, y contar.
En la puerta de casa, desde el día que llegué, para una prosti. Una mina de treintaypico,
delgadita, morocha, vestida siempre para ir a la oficina (jeans, remeras, una pollera o vestido simple, muy poco maquillaje). Labura a lo loco, así, tranqui, sin estridencias. Clientes que vienen a buscarla, a ella, sólo a ella, después del laburo, o antes...
La ví varias mañanas llegar a la "parada", saludando a la muchachada del barrio:
los pibes de la estacion de servicio de la esquina, la barra de borrachines, el diariero, los empleados de Zappi, todos y cada uno haciéndole un chiste, diciéndole un piropo , saludándola con cariño (pero de verdad, eh?)
Todos los días, al entrar y salir del edificio, nos mirábamos. Sólo nos mirábamos, sin
una palabra. Sabíamos quién era quién. Y no nos jodíamos,
Una tarde casi noche, llego a la puerta, ella ahí, al costadito, mirando para la otra vereda.
Busco las llaves en la cartera, y en ese momento un trueno que parte el mundo. "Uh, la puta madre!" me salió, ante el anuncio del fin del mundo.
Ella sin dirigirme la mirada, me dice: "Quedate tranquila, tus hijos ya entraron a casa" Ese día empezó nuestra eterna amistad...