- ¡No sabes lo que estás haciendo! -gritó Zanco Panco.- A ver: ¿cuántos días tiene el año? - Trescientos sesenta y cinco -respondió Alicia.
- ¿Y cuántos días de cumpleaños tienes tú?
- Uno. Bueno, pues si le restas uno a esos trescientos sesenta y cinco días, ¿cuántos te quedan? - Trescientos sesenta y cuatro, naturalmente.
Zanco Panco no parecía estar muy convencido de este cálculo.
- Me gustaría ver eso por escrito -dijo.
Alicia no pudo menos que sonreír mientras sacaba su cuaderno de notas y escribía en él la operación aritmética en cuestión:
365
-1
364
Zanco Panco tomó el cuaderno y lo consideró con atención.
-Sí, me parece que está bien... -empezó a decir. - Pero, ¡si lo está leyendo al revés! -interrumpió Alicia.
- ¡Anda! Pues es verdad, ¿quién lo habría dicho? -admitió Zanco Panco con jovial ligereza mientras Alicia le daba la vuelta al cuaderno.
-Ya decía yo que me parecía que tenía un aspecto algo rarillo. Pero en fin, como estaba diciendo, me parece que está bien hecha la resta... aunque, por supuesto no he tenido tiempo de examinarla debidamente... pero, en todo caso, lo que demuestra es que hay trescientos sesenta y cuatro días para recibir regalos de incumpleaños...
- Desde luego -asintió Alicia. - ¡Y sólo uno para regalo de cumpleaños! Ya ves ¡Te has cubierto de gloria!
- No sé qué es lo que quiere decir con eso de la <> -observó Alicia.
Zanco Panco sonrió despectivamente.
- Pues claro que no..., y no lo sabrás hasta que te lo diga yo. Quiere decir que ahí te he dado con un argumento que te ha dejado bien aplastada.
- Pero "gloria" no significa un argumento que deja bien aplastado -objetó Alicia.
- Cuando yo uso una palabra -insistió Zanco Panco con un tono de voz más bien desdeñosos -quiere decir lo que yo quiero que diga..., ni más ni menos.
- La cuestión -insistió Alicia- es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.
- La cuestión -zanjó Zanco Panco- es saber quién es el que manda..., eso es todo.
- ¿Y cuántos días de cumpleaños tienes tú?
- Uno. Bueno, pues si le restas uno a esos trescientos sesenta y cinco días, ¿cuántos te quedan? - Trescientos sesenta y cuatro, naturalmente.
Zanco Panco no parecía estar muy convencido de este cálculo.
- Me gustaría ver eso por escrito -dijo.
Alicia no pudo menos que sonreír mientras sacaba su cuaderno de notas y escribía en él la operación aritmética en cuestión:
365
-1
364
Zanco Panco tomó el cuaderno y lo consideró con atención.
-Sí, me parece que está bien... -empezó a decir. - Pero, ¡si lo está leyendo al revés! -interrumpió Alicia.
- ¡Anda! Pues es verdad, ¿quién lo habría dicho? -admitió Zanco Panco con jovial ligereza mientras Alicia le daba la vuelta al cuaderno.
-Ya decía yo que me parecía que tenía un aspecto algo rarillo. Pero en fin, como estaba diciendo, me parece que está bien hecha la resta... aunque, por supuesto no he tenido tiempo de examinarla debidamente... pero, en todo caso, lo que demuestra es que hay trescientos sesenta y cuatro días para recibir regalos de incumpleaños...
- Desde luego -asintió Alicia. - ¡Y sólo uno para regalo de cumpleaños! Ya ves ¡Te has cubierto de gloria!
- No sé qué es lo que quiere decir con eso de la <
Zanco Panco sonrió despectivamente.
- Pues claro que no..., y no lo sabrás hasta que te lo diga yo. Quiere decir que ahí te he dado con un argumento que te ha dejado bien aplastada.
- Pero "gloria" no significa un argumento que deja bien aplastado -objetó Alicia.
- Cuando yo uso una palabra -insistió Zanco Panco con un tono de voz más bien desdeñosos -quiere decir lo que yo quiero que diga..., ni más ni menos.
- La cuestión -insistió Alicia- es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.
- La cuestión -zanjó Zanco Panco- es saber quién es el que manda..., eso es todo.
6 comentarios:
Te reis de Zanco Panco / Humpty Dumpty, pero diariamente hacemos lo que él dice. Tipico ejemplo: "alcanzame el coso ése. No, la abrochadora no, eso de al lado. No, la lezna tampoco". Al final, el "coso ése" era la agujereadora, pero para la otra persona, "coso ése" fue una vez la abrochadora, y luego la lezna. ¡Qué cosa!
Habra que investigar si éste no es el secreto de la convivencia: tal vez baste pensar en los diferentes sentidos que puede tener "salgo a cenar con las chicas" o "me voy a jugar al papi con los muchachos y después nos tomamos unas cervecitas".
También tiene a don Bush diciendo que, p/e, el submarino no es tortura sino una invitación al diálogo amable e intercultural o algo así.
Laura:
El comentario de cine braille me hizo acordar a mi papá, que era polaco y nunca aprendió a hablar bien castellano. Él usaba una lezna, pero le decía la "ledesma". También utlizaba un curioso nombre para el plural de Dios, decía los Diócesis. Y a los docentes, los llamaba los decentes. Y mi viejo escribía prosa poética, y había inventado un verbo magnífico, voy a escribirla con las faltas de ortografía y todo, pero mire el verbo:
Solo, viejo y cansado, ciento una solidad que me aredonda.
Cine: adoro a todos los personajes de Carroll, y estoy convencida que nos hablan de "cosas" de la vida cotidiana, de la forma en que pensamos y confundimos, por no usar la lógica más basica y andar complicándonos la vida buscándole quintas patas al perro (los gatos me dan alergia) Respecto a los ejemplos que das, la cosa es el contexto: Si tu mujer te dice "me voy a jugar al papi con los muchachos y después nos tomamos unas cervecitas", habrá que buscar el sentido a un par de cosas. No sé, digo...
Eva: me encantó el verso de su padre! Hay sensaciones que no se pueden describir con las palabras en uso, y esta es un ejemplo. Yo suelo utilizar la palabra "gómito" cuando algo me repugna que no es lo mismo que vómito, es más, mas fuerte, mas de adentro. De la misma manera, uso el "indescribible" para cosas que están fuera de mi comprensión, que también me pueden causar asco, o mucha sorpresa.
Gracias a ambos dos por la visita
Es evidente que la palabra o el manejo de los significados que les otorgamos estan asociados a cierta autoridad. De todos modos, habrá quien le guste hablar crípticamente, personas a quien no todos le entenderán y otros tendrán la paciencia (¿o el desatino?) de intepretarle o buscarle el significado; y habrá quienes intentarán ser entendidos sin vueltas.
La "cosificación" que refiere cine braile, me suena más al escape de la palabra que ignoramos u olvidamos que a otra "cosa".
El verbo del padre de eva por el contrario es raro. Porque si bien es nueva palabra se entiende (o creemos hacerlo) tal vez por mera sonoridad. Y claro que es hermoso.
De todos modos y como para no perder las esperanzas, siempre podemos vaciar de contenido la palabra repitiéndola en voz alta hasta que nos da la sensación de que no la distinguimos. Recuerdo que jugaba a eso con ciertas palabras de chico.
¡Qué magnífico tema para un post, el vaciamiento de significado de una palabra!¿Se dieron cuenta como enchastraron las palabras "patria, pueblo y libertad"?
Este salto de las meridionales pastas a la británica Alicia, caramba ! Me preparo para sagas nórdicas.
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