Un abrazo a todas las malditas, histéricas, conchudas, yeguas, putas, inservibles minas que nos levantamos todos los días y nos cargamos la vida al hombro para laburar y pelearle a la vida, sin vendas en los pies, la cabeza y el corazón.
"Todas las desgracias del mundo provienen del olvido y el desprecio que hasta hoy se ha hecho de los derechos naturales e imprescriptibles del ser mujer"
Flora Tristan.Unión Obrera.
Toda mujer debe saber la diferencia entre nei —el reino interior del hogar— y wat —el reino exterior de los hombres— Esto consttuye el núcleo de la sociedad confuciana. la esfera doméstica pertenece a las mujeres y la esfera exterior a los hombres. Las mujeres no deben salir de sus cámaras interiores ni siquiera mediante la imaginación. Los dos ideales confucianos que gobiernan la vida de las mujeres. El primero lo forman las Tres Obediencias: «Cuando seas niña, obedece a tu padre; cuando seas esposa, obedece a tu esposo; cuando seas viuda, obedece a tu hijo.» El segundo corresponde a las Cuatro Virtudes, que definen el comportamiento, la forma de hablar, el porte y la ocupación de las mujeres: «Sé sobria, comedida, sosegada y recta en tu actitud; sé serena y agradable en tus palabras; sé contenida y exquisita en tus movimientos; sé perfecta en la artesanía y el bordado.» Si las niñas no se apartan de esos principios, se convierten en mujeres virtuosas.
Una cara bonita es un don del cielo, pero unos pies diminutos pueden mejorar la posición social.
A los 6 años, comienza el vendado de los pies, y el proceso dura 2 años mas. Primero se lavan los pies y se los frota con alumbre, para contraer el tejido y reducir la inevitable secreción de sangre y pus. se cortan las uñas al máximo. Las vendas se ponen en remojo para que, al secarse sobre la piel, se tensan aún más. A continuación se toma la punta de una venda, se la pone sobre el empeine y se pasa por encima de los cuatro dedos pequeños del pie, que se doblan hacia la planta. Desde allí se envuelve el talón. Otra vuelta alrededor del tobillo ayuda a asegurar las dos primeras vueltas. La idea es conseguir que los dedos y el talón se toquen, creando la hendidura, pero dejando libre el dedo gordo para que al andar se apoyen en él. Se repiten esos pasos hasta acabar la venda; cada una tiene cinco centímetros de ancho, tres metros de largo y esta ligeramente almidonada. Por último, se cose con puntadas muy apretadas el extremo de la venda para que ésta no se afloje o no se pueda sacar el pie.
Así vendadas, las mujeres empiezan a caminar…recorren la habitación diez veces, cien veces, durante días.. El cuarto día meten los pies, todavía vendados, en un cubo de agua caliente. Luego les quitan las vendas y les examinan las uñas, las callosidades, arrancan la piel muerta, aplican más alumbre y perfume para disimular el olor de la carne en descomposición y se ponen vendas limpias, aún más apretadas. Cada día lo mismo. Cada cuatro días lo mismo. Cada dos semanas, un par de zapatos nuevos, cada vez más pequeños. Les dan pastelillos de alubias rojas para que los huesos se ablanden más deprisa, o pimientos secos para que los pies adoptaran su forma, delgada y puntiaguda. A los meses, se empiezan a quebrar los huesos de los dedos, Hay que caminar hasta que se rompen los ocho dedos . Los dedos quebrados bailan dentro de los zapatos. El espacio recién creado donde antes había habido una articulación se ha convertido en un gelatinoso infinito de tortura. Aun así no se ha demostrado docilidad…Toda mujer sabe que aquel proceso facilitara la boda y, ayudara a alcanzar el máximo logro de toda mujer: un hijo. Con ese fin, el propósito es conseguir unos pies perfectamente vendados con siete características bien definidas: tienen que ser pequeños, estrechos, rectos, puntiagudos y arqueados, y sin embargo de piel perfumada y suave. De todos esos requisitos, el más importante es la longitud. Siete centímetros —aproximadamente la longitud de un pulgar— es la medida ideal. A continuación viene la forma. Un pie perfecto debe tener la forma de un capullo de loto. Debe tener el talón redondeado y carnoso, la punta aguzada, y todo el peso del cuerpo debe recaer únicamente sobre el dedo gordo. Por último, la hendidura formada por la punta del pie y el talón debe ser lo bastante profunda para esconder entre sus pliegues una moneda grande colocada de canto…
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