La pelusa del ombligo

“La elección de junio hizo visible la debilidad en la construcción de otra escena para la política. De una escena en la que las fuerzas provengan de la militancia popular y no de las mediciones de rating, en la que los candidatos y funcionarios se elijan menos por la opinión pública y más por sus compromisos persistentes, en la que los diálogos tengan menos de representación de roles que de apertura a problemas, en la que el voto se dirima por la defensa de las condiciones reales de vida y no por la presión de los conjurados mediáticos. “ Carta Abierta 6
Ayer se presentó la 6 Carta Abierta. Participé de su lectura pública, como participé anteriormente de otras varias reuniones similares Y llegado este punto, pienso que es necesario (al menos, para mí lo es) reflexionar un poco acerca de ésto. En definitiva, la necesidad de la reflexión no es expresión de honradez epistemológica o de ser políticamente correcto, sino que implica, en última instancia una construcción diferencial del objeto y ese conocimiento diferencial debería ser, por lo tanto, crítico
Es decir, poder pensar, cuestionar la propia práctica, no desde un tinte intimista, de reflexión psicologizante, privilegiando las sensaciones, y estados de ánimo, sino tratar de ir más allá de la experiencia vivida para comprender la estructura organizacional y cognoscitiva, romper con el sentido común, con las representaciones compartidas por todos, los lugares comunes, las representaciones oficiales, institucionales
Esta reflexion es necesaria para quienes integran Carta Abierta, y para quienes simpatizamos, sentimos cierto afecto, cierta afinidad. Desde ese afecto y afinidad es que me posiciono, no tirando piedras desde afuera, sino haciendo un llamado Esa imprescindible tratar de ver qué se contruye, con quién y para quién. No se trata de cuestionar el intento, sé perfectamente de la buena voluntad de sus integrantes, pero con buena voluntad no es suficiente. El acto de ayer me prendió la alarma. La sensación de estar en un acto académico, con alto contenido hormonal, donde un par de centenas de silenciosos y comprometidos oyentes asentían religiosamente cada afirmación leída, sonreían tímidamente, negaban con la cabeza cuando era necesario, como en un coro perfectamente estudiado me convencieron que así no es. Ninguno fue a escuchar algo de lo que ya no estuviera convencido, algo que ya no hubiese pensado o discutido. Todos entendieron (dimos) la retorcida retórica, las categorías utilizadas, las alusiones, las “metáforas”. Todos nos sentimos parte. Todos somos lo suficientemente ilustrados como para incluso discutir o perfeccionar alguna de las cosas que se dicen en esa Carta. Como en las otras anteriores. Ninguno de nosotros vé a Tinelli (horror!), todos odiamos a Mirta, a los ruralistas piqueteros, a Macri….y todo queda entre amigos.
Cómo es posible entonces construír una “escena en la que las fuerzas provengan de la militancia”. De qué militancia? De la militancia de gente que sonríe ante lo rebuscado de la convocatoria “En la esquina de Defensa e Independencia”? No es esa convocatoria demasiado retorcida? Tanto queremos resignificar lo popular, que inventamos nuevos lugares históricos, convocantes, a partir de la convergencia de dos calles, que nada significan para el paseante ocasional o el vecino de San Telmo? No son ilegibles, para mi mamá, dos párrafos de cualquiera de estas cartas? Cómo se llega a la militancia, o a la gente del barrio con un discurso que le es ajeno? Repito lo dicho anteriormente, no subestimo la buena voluntad, la capacidad, la honestidad de la gente de Carta Abierta, pero no es suficiente. La señora que pasó con el changuito y se acercó a ver qué pasaba porque había gente reunida, recibió un frío: “Es Carta Abierta”. Ahhhhhhhh. Y? A cuánto el kilo de papa?
Las misas son misas, así sean ateas. Y a las misas van los fieles. Y los fieles pertenecen, se saben las canciones, los rezos, la liturgia, y no cuestionan, no discuten, no preguntan. Seguimos con las misas, mientras de Narváez nos escupe que quiere ser candidato a presidente? Haremos otra reforma por la re-redefinición de los presidenciables? Cómo le contestamos a los que gritan "Se va a akabar la costumbre de votar? Con una clase pública acerca de la democracia, sus valores, su historia? Hasta cuándo seguimos sacándonos la pelusa del ombligo