Un pibe está muriendo. Se murió. Lo mataron.Alguien retira la hoja blanca que pusieron sobre su pecho, la sangreaún brotando del agujero por el que se le escapa el corazón de veinte años.
Alguien dobla la hoja, presiona, la abre, la muestra.
Cada uno interpreta la mancha que queda en la hoja. Cada uno encuentra explicaciones. Mariano está muerto pero todos miramos la hoja.
Cada uno con su locura, con sus miserias, con sus operaciones, describe la mancha que se está secando, encuentra semejanzas, encuentra culpables, recita viejas fórmulas, opera de acuerdo a intereses, embarra la mancha, la desdibuja, la manosea.
Mariano muere mil veces, en cada imagen, cada palabra que lo nombra sin pudor: y cada muerte es injustificable, cada muerte es repudiable, cada muerte es inexplicable.
5 comentarios:
Lo siento.
Lo supe por Gra y por Pájaro de China.
Y me duele.
Un abrazo, Laura.
María Jesús: Siempre duele la nuerte, pero cuando es injusta, prematura, nos deja mudos
René: Un abrazo. Bienvuleto, y lo esperamos atentos, eh?
Mirar esta escena que parece surgir del fin de los tiempos, del fondo de nuestros miedos y del dolor de la experiencia da miedo. Las muertes jóvenes simpre nos dejan sin respuesta.
La muerte de Mariano nos deja nuevamente sin palabras.
Injusta.
Ensombrece esta pérdida joven .
Que no quede en la impunidad.
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