miércoles, 3 de diciembre de 2008

Oscuros persssonajes, hombres luminosos...


Me quedé pensando en ésto de los personajes oscuros que genera el sistema político, el aparato represivo y de seguridad, y me acordé de mi abuelo Manolo.
Mi abuelo era una de las personas más buenas, solidarias, y sensibles que puedo recordar. Llegar a su casa era recibir un borbotón de cariño, de comiditas recién preparadas, de mates recién servidos, de lápices y papeles para dibujar, o maderitas y clavos para armar “una cosa redonda con un agujero en el medio”, que sólo mi hermano supo alguna vez qué quiso decir cuando pidió de armar eso…pero el abuelo lo entendió.
Tuvo una vida bastante jodida, siendo muy chico murió su padre, y tuvo que trabajar desde los 8 años en los frigoríficos de Avellaneda: de ahí las increíbles historias que nos contaba. Era un placer escucharlo contar, porque siempre le encontraba la vuelta humana, jocosa, o ridícula a la historia más terrible o trivial. Y entre esas historias, siempre salían las de Ruggierito, matón de Barceló, oscuro conservador de Avellaneda.
Paraban en el mismo bar, pero en mesas separadas. Ruggerito era además amigote del dueño del frigorífico donde él trabajaba, dándole carta blanca para cometer los abusos más miserables con los laburantes.
Mi abuelo lo detestaba, no soportaba su violencia y soberbia, su maltrato con las mujeres (contaba en ruedas pequeñas cómo les tocaba la cola a las mujeres que pasaban a su lado, matándose de risa con sus “cómplices” -como decía el abuelo-, y mostrándoles el chumbo si alguna lo insultaba).
Y la historia más veces escuchada era la del día de votación. Siempre que había una fiesta, le pedían que contara esa historia. Y con la misma indignación, relataba ese día de 1931, cuando se “apersonó” para votar, y en la mesa le dijeron que ya había votado. Insistió que no, que recién llegaba, que no había votado, mientras se le acercaba Ruggierito y le preguntaba qué pasaba. Mi abuelo le cuenta que él no había votado, el matón le dice que si en los papeles dice que votó es porque votó, él le contesta que no, que tiene los documentos encima, y que no había votado. Entonces, en una demostración de poder patotero, el matón saca el “bufoso”, lo pone sobre la mesa y le arranca el documento dicendo ” el documento lo tengo yo, y dice que usted votó” mientras lo rompe al medio.
A esta altura del relato, siempre se le llenaban los ojos de lágrimas rabiosas e indignadas. Y a mí se me revelan escenas de películas, historias similares leídas de otros, pero ésta es en primera persona. Y recuerdo su voz y sus ojos, y entiendo por qué, algunos años después, cuando le pudo decir a su patrón que no iba ese 31 de diciembre a cenar con él dejando a su esposa y sus hijas, mi abuelo se hizo peronista. Y entiendo por qué, todos los días de su vida, entraba a la cocina y saludaba a la foto amarillenta “Buen día, General”

6 comentarios:

ElRuso dijo...

Muy lindo post.

Ulschmidt dijo...

Si señor muy bueno!
Mi abuelo era empleado del Banco Nación y tenía que presentar sellada la libreta en el trabajo, para cumplir con la Ley Saenz Peña. Pero como había sido radical irigoyenista los conservadores que lo conocían no lo dejaban votar. Ergo, se la entregaba a uno de sus punteros que lo conocía y éste le hacia el "favor" de hacérsela sellar - garantizándo de paso que en su nombre se emitía un voto exactamente opuesto al que el habría puesto.

Luciano dijo...

Laura: Un relato brillante, que en pocas palabras grafica qué significó para el pueblo olvidado la aparición del peronismo, lo que implicó como marca cultural.
Ya no te podía prepotear el patrón, esa es la conciencia politica que marcó al sometido.

Felicitaciones, Laura, prometo pasar más seguido por tu blog.

Diego F. dijo...

Ay la década infame.. tantas críticas que se escuchan al peronismo y sin embargo tanto desconocimiento de lo que había antes...
Yo provengo de familia gorila, decir "perón" es casi una mala palabra porque "con perón comíamos pan negro". Y sin embargo cuando conocí la historia, el contexto, lo que hubo antes y lo que vino después, por suerte, desaprendí lo que me habían inculcado (por más que tenga mi costado crítico con respecto, principalmente, a cómo se manejó el viejo desde el exilio). Y son historias como estas (de paso muy lindo el post) las que no tienen lugar en el imaginario clasemediero. Cuando me cruzo con uno de estos personajes que le atribuyen todos los males del país a Perón siempre les pregunto ¿pero tenés idea de qué había antes y qué hubo después de Perón? Y la gran mayoría de las veces la respuesta es un silencio más que elocuente.

Abrazo!

Anónimo dijo...

Buena parte del tono "antirrepublicano" del peronismo viene de que la Década Infame todavía estaba muy fresca en la memoria. ¿De qué sirvieron entre 1932 y 1943 la separación de poderes, el Congreso, la Corte Suprema, el papel de equilibrio dado por la oposición, el control por la gran prensa, o tantas instituciones que fueron bastardeadas en la era del fraude? A partir de 1943, todo eso desgraciadamente comenzó a sonar a verso, a chiste: hay páginas de Jauretche muy tajantes al respecto, y que desde 1983 causan un poco de incomodidad. Pero bueno, el problema de descontextualizar...

Laura dijo...

Gracias a todos, me colgué con las respuestas, pero se entiende, ya no hacen demasiada sinapsis las viejas y cansadas neuronas...