Anoche me dí una vuelta por Corrientes, era la “Noche de las Librerías” y quería ver. Bah, mi hija quería ver, y bueh….Pará que me cambio los zapatos y vamos.
Que soy muy lectora, que me gustan los libros, que paso tardes enteras en librerías revisando, descubriendo, hojeando ya lo dije. También pienso que no es cierto que “Todo libro merece ser leído” como muchos afirman, pero es otra discusión.
Pero anoche, fue muy, muy…no sé qué. Tanta gente en las librerías que no se podía ni pasar. Esos livings tan top (butacones blancos, sillones blancos, todo tan blanco y minimalista!) me daban cosita, así armados en medio de la calle… Malabaristas, zanquistas, pantallas gigantes transmitiendo “eventos” (divertido el reportaje de Urtizberea a Liniers, bueno el recital de cierre de Soledad Villamil) , me perdí el discurso de Mauri acerca de la cultura y los libros (¡!!!!!) pero libros, lo que se dice libros, ni pude ni oler, o sólo aquellos clásicos o autoayúdicos que estaban en las mesas más cercanas a la vereda, antes de ser expulsada por la ola de salientes de esa librería que pronto se convertían en entrantes en otra.
Pero todo esto por qué? Porque hay una imagen que me da vueltas desde anoche. Frente a la librería Gandhi, sentados en una mesita en la vereda, bebiendo una cerveza, cuatro señores-cartaabierta disfrutaban la velada. Se les acercó una nena de 8, 9 años, muy flaquita. Los señores, muy amables, la miran.
Nena: Qué pása que hay tanta gente?Señor-cartaabierta: Hoy es la noche de las librerías!
Nena: ……….
Señor -cartaabierta, en tono reflexivo-comprensivo de la situación: Es la fiesta de los libros …
Nena: La fiesta de los libros? JUAAAAAAA, me dá una moneda?
Señor-cartaabierta: No, no tengo monedas, y no tendrías que estar tan tarde solita en la calle…..
Nena:………….
Y salío el cachetazo con fritas. Al menos yo lo sentí.
A ver. No estoy criticando a carta abierta, ni estoy diciendo que este señor deba hacer….. he firmado petitorios, estado en algunas de las primeras reuniones, me parece interesante e importante el espacio. Lo que me parte la cabeza es: tan difícil es el tránsito entre la idea y la acción? Tanto nos tenemos que cuestionar lo que debería ser, que no vemos lo que es?
No sé, estoy molesta, será el efecto sidra (se acercan las fiestas, y uno se pone así)
3 comentarios:
http://www.cinefania.com/cinebraille/montevideo.shtml
Cine, situaciones como ésta las vemos a diario (obviamente, la tuya está mucho mejor escritta). Lo que me molestó, me interpeló de ésta en particular, es que los señores de los que hablo no parecían, sino eran realmente de Carta Abierta, docentes universitarios, cientistas sociales. Todos estamos a favor de Ni un chico más con hambre, que no haya trabajo infantil, lo tenemos más o menos resuelto a nivel teórico....ahora, cuáles son nuestros referentes empíricos? Podemos decirle alegremente a una nena que está laburando a las 11.30 de la noche "es la fiesta de los libros...tendrías que estar en tu casa"? Claro que tendría que estar en su casa, durmiendo en una cama limpia, bien comida....pero tiene que salir a pedir monedas.Lo que me planteo es de qué hablamos cuando hablamos de excluídos, pobreza, injusticia, bla, bla, bla si ante situaciones concretas no podemos resolver nuestra contradicci{on (y no digo que debería haberle dado una monedita, por supuesto)
Muchas veces pienso en situaciones así e incluso confieso que me he sorprendido como protagonista de alguna situación comparable. Y claro esta no estaba pidiendo sino patéticamente inútil, como el señor carta-abierta, aunque por una parálisis o lentitud de reacción ante el golpe en la consciencia, no por algún argumento manco y ridículo para quién pide auxilio hoy y ahora.
Tenés razón en el planteo, aunque no se si "todos" estan a favor de desear se temrine con el hambre. Sabemos que la predicción de Malthus sobre la escases de recursos como limitante del crecimiento poblacional, sorprendentemente todavía no se cumple. La humanidad en conjunto todavía está generando más alimentos de los que puede consumir. Pero el hambre no se temrina, ya que sin dudas el único factor limitante es el egoísmo y la falta de disponibilidad del recurso (no su misma existencia). Es un problema político y por consecuencia de voluntades (de malas voluntades).
Tus señores sentados como muchos otros probablemente creen (a nuestro juicio equivocadamente) que ya hicieron o hacen todo lo que deberían y no se deben nada más. Conozco demasiados así.
Hace un tiempo vi The Fever de Carlo Nero, no se si la conocen. En una parte Michael Moore hace de un periodista que degusta un helado con la protagonista en un país recientemente "liberado" por una revolución. Hay un planteo de la leche que se usa para esos helados y no para alimentar a los infantes desnutridos de ese país que es excelente. Bueno, tu historia me recordó eso.
Publicar un comentario