la mesa está....vacía, Señora (*)

Siempre me incomodó Mirta Legrand. Sé que no parezco una valiente diciendo esto ahora, es fácil decirlo en este momento, donde sus almuerzos huelen a rancio para mucha gente, y no dudan en decirlo, tampoco en negarse a sus intimidantes invitaciones.

Pero siempre, Mirta, me hizo acordar a mi tía Alicia. Y yo odiaba (bueh, es fuerte la palabra odiar, pero no me la bancaba!) a mi tía Alicia, prima de mi papá. Cierto parecido físico, siempre teñida de rubio, siempre pintada como puerta, y esa enorme, apabullante soberbia, esa terrible ignorancia barnizada de snobismo, de frases de revista de peluquería… Sólo se sabe el título y te tira su “reflexión”, que no resiste el mínimo análisis, enquistada siempre en los lugares comunes, en el espacio más reaccionario y pobre de significado de cualquier sociedad. Siempre del lado del poder, sea cual fuere. En el prejuicio más vulgar. Sus frases tajantes, verdades mentirosas en sí mismas

Sin pestañear te corta en medio de una respuesta, con un “no me parece, no estoy de acuerdo” y pasa a otro tema, impidiendo el diálogo . Porque estas mujeres, las Mirtas, no dialogan. Monologan. Se autoalaban en su inmensa ignorancia, se construyen en voz autorizada, en podios de barro, y desde las alturas (embarradas) opinan, dan “consejos” , autorizan lo que esta bien y lo que está mal, así, maniqueamente, sin grises, y se enojan, enfurecen (diplomáticamente, claro, sin perder el “glamour”) ante cualquier intento de respuesta…

Durante 43 años, (con algunas interrupciones, que obedecieron a problemas de bolsillo y no a censuras) sus almuerzos fueron caldo podrido, pequeñas dosis de veneno en cada plato servido, con mucho esmero, es cierto, a sus invitados. Y nadie se le atrevía. O casi nadie.

Esta mujer que por 4 décadas mezcló en su mesa, sin asco, a personajes siniestros, junto a escritores, políticos, artistas, y como anfitriona de cabarulo, imponía en qué silla, con qué tema, y hasta dónde se podía llegar, ejercía cierta fascinación. Nadie se resistía a sus almuerzos, Todos querían almorzar con Mirta, aunque sólo fuese por curiosidad, por diversión pero también porque era el gran letrero luminoso que corroboraba el minuto de fama. Total, te tomabas un Reliverán, y el mal trago se curaba.
Porque sabías que ibas a comer sapos: cualquier opinión un poco “discola” iba a ser sancionada, Y no sólo opiniones políticas, sino cualquier tema que ataque el núcleo duro de todo pensamiento reaccionario.

Con desparpajo, defendió a los dictadores, se horrorizaba por las campañas “antiargentina” de organismos de DDHH que denunciaban la desaparición de personas, Sostuvo opiniones destituyentes, se regodeó con los elogios de Menem, opina que hay negros de “adentro y afuera”, que los políticos quieren una gran cantidad de pobres para someterlos y clientelizarlos, preguntó si una pareja homosexual tendría la “tendencia” de violar a su hijo adoptado, le dijo a una transexual (Florencia de la V) que el nombre con el que nació, Carlos, es “muy de macho, de macho menos”….No se privó, en todo este tiempo, de nada. Tampoco de negar, ningunear a su propio hijo homosexual durante décadas…

Pero parece que los almuerzos se terminan. Este año tuvo varios reveses la Señora. Y ante la negativa de algún invitado de tragarse su odio, redoblaba la apuesta. Se le escapó la cadena. Ya no tiene freno. El clímax de su imbecilidad fue sembrar la duda acerca de la presencia del cuerpo de Nestor Kirchner en el cajón y sugerir que algunas personas que nos movilizamos emocionadas a Plaza de Mayo para despedirlo, lo habíamos hecho por dinero..

Llegó la hora del café, Mirta. Las cosas han cambiado. Y es para celebrar. Porque se caen las careta, y todos empiezan a ver al rey desnudo.. No hay más autoritarismos que resistan, ya nadie se deja callar. No hay temor a tus ataques, a tus silencios, a tus acusaciones vulgares. Los genocidas son genocidas, y están presos. Hay casamientos entre homosexuales. Hay Carlos que tienen su documento como Florencias. Tenemos una Ley de Medios que deja lugar a otras voces. Los jubilados pueden cobrar su jubilación. Y se recobró la dignidad, la tranquilidad del fin de semana, o las vacaciones, porque el lunes hay laburo..

Estamos muy politizados, Mirta. Y sí, la política está de moda, Chiqui- Y ahora la perjudicada sos vos. Y claro que lo celebramos. Feliz retiro. No la vamos a extrañar.

(*) En la semana del gusto, de María Jesus.