¿Dónde van los bebés cuando crecen?

Uno tiene un hijo y se muere de amor. Tan pequeño, tan dulce, tan indefenso…te mira a los ojos y te deshacés de ternura . También temblás de responsabilidad: desde ese momento, ese sujeto indirecto depende total y exclusivamente de vos (y de tu pareja, clarísimo, pero a nivel del coco se te produce una crisis de responsabilidad materno/paterna ya que nuncamasenlavidadedios te vas a poder relajar. “Eso” va a comer, tomar, cagar, hablar, caminar con tu ayuda. Si no, nada….).
Y vas siguiendo cada crecimiento, cada cambio con alegría, con curiosidad, aprendiendo con ojos y corazón bien abiertos. Te regala las primeras sonrisas, los primeros balbuceos, te regala su caca que huele a flores de campo (nunca entendí por qué!) sus pasos….Un día le estás preparando la mamadera, te das vuelta y ves a un animal que te dice, a carcajada limpia: “Ma, mira el olor a chivo que tengo!!! Olé, ma, es un asco!”
¿Cómo es la cosa? Dónde está el bebe que olía a campo, pero sin agua estancada ni bosta?
Por qué en lugar de ese precioso nene que decía ajó encuentro un zanguango que se la pasa chateando, jugando en red con otros zanguangos, que sólo saben tratarse de “boludo…” No tienen nombre estos chicos? Cómo es que llego anoche del laburo y me encuentro con un “Vieja, tenés que lavarme las zapatillas para mañana porque no se banca el olor!” Y automáticamente, sin decir ni mu, una agarra un balde, agua, desinfectante, NAPALM, y con pinzas de 2 metros tira las zapatillas en el tacho y ve cómo burbujea la sustancia infectocontagiosa, enjuaga el líquido pútrido, mucha, mucha agua y que vengan los ecologistas a decir algo que le tiro una zapatilla por la cabeza, van a ver lo que son las armas químicas…..
Todo esto para tratar de desentrañar cuál es la extraña relación de los adolescentes con los olores y la roña. Por qué se jactan de ser olorosos? Cuál es la gracia, eh? Hacernos sufrir? Ese es el chiste?
Ya había tenido una experiencia (menos inquietante) con Lu, que ya está más grandecita y ha dejado de darme esos disgustos, pero tuvo sus épocas, hace 4 años masomenos, en las que decía no bañarse por más de 2 meses. Le encantaba decir ésto, causaba envidia entre sus amigas, que tenían padres muy estrictos y castradores (¿?) pero en realidad, yo estaba tranquila porque la descubrí varias noches levantarse a las 2 o 3 de la madrugada a bañarse, cuando suponía que nadie la veía,…por supuesto, jamás se lo comenté, sólo me sonreía cuando escandalizaba con su aventura mugrienta a quien la quisiera escuchar…
Pero Manu es más temerario. No es que no se bañe, no, no, pero como está en la edad de la hormona loca, todo en él es hormonal y exuberante: el discurso plagado de alusiones sexuales, busca escandalizar con tanto sexo oral (digo, en la palabra…)y una se tranquiliza ante tamaña desmesura, tanta exposición lingüística. La preocupación vendrá cuando deje de hablar….La voz también está loca, pasa del tenor al barítono en una sola frase, el tamaño corporal está totalmente desmadrado, me saca una cabeza, y no soy precisamente bajita…pero lo más hormonal, temerario, desmadrado y asqueroso, sin dudas, es el olor! Y el orgullo que le despierta….
Lo más jodido del asunto, es que todo (olor incluído) desaparece inmediatamente cuando me vuelve a mirar con ojos de bebe y me regala un “gracias, ma”. Chau. ¿Dónde están las zapatillas que las vuelvo a lavar?
No, si es jodido ser madre castradora….